Un hombre se enfrenta a una petición fiscal global de 20 años de prisión por utilizar su domicilio para el ejercicio de la prostitución de distintas mujeres a cambio del pago de una parte del porcentaje de lo que obtenían.
Tras firmar los contratos indicaba a las mujeres la verdadera actividad a ejercer, y ellas se veían obligadas a cumplir porque las amenazaba diciéndoles de que en caso contrario las demandaría por incumplimiento de contrato y no conseguirían regularizar su situación en España
El acusado contactaba principalmente con las mujeres por anuncios de internet y ofrecía contratos de trabajo de diversa índole, tales como modelo publicitario, cuidadora de personas mayores o chicas de compañía, según el escrito acusatorio, al que ha tenido acceso Efe.
Presuntamente, tras firmar los contratos indicaba a las mujeres la verdadera actividad a ejercer, y ellas se veían obligadas a cumplir porque las amenazaba diciéndoles de que en caso contrario las demandaría por incumplimiento de contrato y no conseguirían regularizar su situación en España.
En el 2016 ofertó supuestamente a una de las mujeres trabajar como modelo de publicidad y, tras firmar el contrato, le retiró el pasaporte y le indicó la verdadera actividad a ejercer.
El fiscal mantiene que la obligó a mantener relaciones sexuales con él ese día y tuvo que ejercer la prostitución hasta marzo de 2017, fecha en la que consiguió huir aprovechando la ausencia del procesado.
En abril del 2017 contactó presuntamente con una menor de 16 años con la que mantuvo relaciones en dos ocasiones, condición que puso para que ella pudiera ejercer la prostitución en su vivienda, siendo plenamente consciente de su minoría de edad.
En el juicio, que está previsto que se celebre este lunes en la Audiencia Provincial de Málaga, también declarará una tercera víctima, que es testigo protegido, a la que ofertó trabajar como interna para cuidar a su madre.
Cuando firmó le indicó su verdadera actividad y le advirtió de que si no cumplía la demandaría y no conseguiría regularizar su situación, consiguiendo de este modo que aceptara ejercer hasta que se marchó y se quedó con la totalidad del dinero que había conseguido la mujer.
En la vivienda también residía la madre del procesado pero, según el fiscal, no ha quedado acreditado que conociera que ejercían la prostitución obligadas por las presiones de su hijo.