La segunda noche de carnaval en el Gran Teatro Falla la cerró la comparsa de Isla Cristina. Con un tipo representativo de Caperucita y el lobo se presentó sobre las tablas la agrupación onubense, deslucida por la escasa conjunción de las voces que interpretaron, además, unas letras pobres en contenido.
El primer pasodoble resultó, también, un tanto surrealista al relatar la historia de una mujer muda y su perro. El segundo, algo más convincente aunque falto de afinación, contó los problemas de un niño por las peleas parentales por su custodia.
Los cuplés dejaron al teatro enmudecido... aunque no es su guerra.