Este último caso de corrupción, que el pasado lunes ya se cobró la cabeza del ministro de Deportes, Miroslaw Drzewiecki, amenaza la estabilidad de todo el Ejecutivo polaco, e incluso ha resquebrajado la estabilidad de la coalición que forman el partido de Tusk, la liberal Plataforma Ciudadana, con el Partido Campesino.
Donald Tusk quiso dejar claro que los miembros que abandonan el Gobierno no tienen nada que ver con el escándalo relacionado con los juegos de azar, conocido en los medios locales como Asunto Black Jack, en referencia al conocido juego de cartas.
“Los recientes acontecimientos relacionados con la llamada ley del juego han hecho que surjan dudas y que los polacos se planteen cosas, y aunque no tengo ninguna razón para creer que nadie en mi equipo ha abusado de la confianza pública, creo que para que el Gobierno pueda trabajar en un ambiente de confianza era necesaria esta decisión”, aseguró Tusk.
Para algunos analistas, con esta maniobra Tusk descarga el peso del reciente escándalo en los políticos salientes para mantener su reputación.