Las cosas son como son. Y a mí me gusta decir, cosa que ya creo haber dejado escrita en estas líneas alguna vez, que una de las divisiones más fáciles para aquello que nos rodea es lo que te gusta y lo que no te gusta. Sí, así de fácil.
En la inmensa mayoría de las ocasiones no se trata de entender sobre algo en concreto. Tampoco se trata de crear una corriente de opinión que empuje a los demás a opinar como nosotros. Se trata más bien de quedarse en la sensación (visual, en este caso) que te llega de un solo golpe. Por eso, sin temor a nada, digo abiertamente que la portada de la Feria de Abril de este año me ha causado una profunda satisfacción de alegría al contemplarla allí, in situ, por primera vez. Y por ello, qué menos que felicitar desde estas líneas al “papá” de la misma, el artista César Ramírez.
Desde que hace ya unos meses tuve la suerte de escucharle contar en el Colegio de Aparejadores de Sevilla cómo había sido el proceso creativo de la portada estaba ansioso por conocer el resultado real y en las tres enormes dimensiones de aquello que había creado César. Y estos meses han querido que no haya tenido la oportunidad de pasar por donde esta giganta crecía, así que mi primer encuentro con ella ha sido a sólo unas horas de que quedara iluminada.
Si a la luz del día me pareció majestuosa e increíble, a la vez que bella (bellísima, mejor), la noche la volvió mágica. Creo firmemente que la portada de 2018 será para muchos de nosotros inolvidable, ya que todo mi entorno más inmediato de estos días (o dicho de otra forma, todos los que nos juntamos en la misma caseta) hemos opinado lo mismo de esta puerta de la alegría que Ramírez le ha regalado a la ciudad.
En una Feria que continúa acomodándose a las fechas estrenadas el pasado año, a las que personalmente no las veo que encajen con la ciudad como si de piezas de puzle se trataran; una Feria que hasta el momento en el que se escriben estas líneas le hace falta una mejora importante en el paseo de caballos (creo que es más que necesario la reducción de alguna forma de los participantes en determinadas jornadas, ya que el Real se hace intransitable para los peatones a la hora de cambiar de acera); una Feria a la que hay que continuar cuidando de noche, ya que se vuelve letal para muchos; una Feria como la nuestra es merecedora del arte de un artista como el autor de esta portada. Por ello, mi agradecimiento y felicitación a César Ramírez por tan espléndida portada. Háganla extensible a todos ustedes y disfruten de este final de fiesta. Nos lo merecemos.