Elaborado conjuntamente por la OCDE y por la Organización Mundial de la Salud, el informe invita a que los poderes públicos "luchen contra la obesidad", ya que, según indican, "la obesidad es cara, y es una carga para los sistemas de salud".
Desde diversos ámbitos administrativos se ha considerado conveniente poner en marcha un programa de trabajo cuya principal finalidad sea la de mejorar los hábitos alimenticios e impulsar la práctica regular de la actividad física entre las ciudadanas y los ciudadanos, poniendo especial atención en la prevención durante la etapa infantil y juvenil.
Asimismo una tesis doctoral presentada en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid señala que "Si realizamos una visión general sobre los países desarrollados entre los cuales se encuentra España, la malnutrición existe, por falta, no de medios para proporcionar comida, sino de conocimientos de lo que se debe comer, así la mayor parte de los españoles come para saciar el hambre, y no siempre en sentido favorable, por su adaptación a la vida moderna, por las mayores facilidades adquisitivas, por las propagandas comerciales a través de la radio o la televisión, ...... son otros tantos influjos que van modificando los hábitos alimentarios, mejorándolos algunas veces (mayor variedad de alimentos) pero empeorándolos en otras muchas ocasiones".
Las principales causas de estas cifras en España son el cambio de hábitos alimenticios ( abundancia de dietas poco saludables) y el abandono de la actividad física. Ello supone que se consumen más calorías de las necesarias y no se realiza actividad física suficiente para consumir este exceso. A ello contribuye el desconocimiento de que los niños deben aprender a comer como respuesta al hambre y a parar de comer cuando éste está satisfecho .
A este respecto, la Oficina Municipal de Información al Consumidor del Ayuntamiento de Torremolinos recuerda la importancia de sensibilizar a la población del problema que la obesidad representa para la salud, y de impulsar todas las iniciativas que contribuyan a lograr que los ciudadanos, y especialmente los niños y los jóvenes, adopten hábitos de vida saludables, principalmente a través de una alimentación saludable y de la práctica regular de actividad física.
La OMIC de Torremolinos quiere destacar que en un trabajo del Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha se incide en que la obesidad a edades tempranas está asociada con problemas ortopédicos provocados por sobrecarga en el aparato locomotor, alteraciones metabólicas, problemas de sueño, disneas de esfuerzo ante el ejercicio físico, problemas en la piel, hipertensión, etc.
No menos importante es la repercusión sobre el desarrollo psicológico y la adaptación social de los niños con sobrepeso/obesidad. Se ha comprobado que éstos tienen una pobre imagen de sí mismos y expresan sensaciones de inferioridad y rechazo. La discriminación por parte de sus compañeros desencadena actitudes antisociales que los conduce a la depresión y al aislamiento.
Hablar de obesidad infantil es hablar de la obesidad del adulto en el futuro. La obesidad en la infancia tiende a mantenerse en la vida adulta, lo que aumenta significativamente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II, hipertensión, hipercolesterolemia, osteoartritis e incluso algunos tipos de cáncer (como el de mama o de colon).
Decálogo de hábitos alimentarios saludables. Estrategia NAOS
Tomando como referencia la introducción precedente, es importante destacar que desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición se destaca que "una alimentación poco saludable y el no practicar actividad física con regularidad son las principales causas de las enfermedades crónicas más importantes y ambas son modificables. Estos hábitos se inician a los tres o cuatro años y se establecen a partir de los once, con una tendencia a permanecer a lo largo de toda la vida. La infancia es, por ello, un periodo crucial para actuar sobre la conducta alimentaria y el sedentarismo, ya que las costumbres adquiridas en esta etapa van a ser determinantes del estado de salud del futuro adulto", motivo por el cual ha elaborado el Decálogo de recomendaciones nutricionales, en el cual se señala textualmente.
1. Cuanto mayor variedad de alimentos exista en la dieta, mayor garantía de que la alimentación es equilibrada y de que contiene todos los nutrientes necesarios.
2. Los cereales (pan, pasta, arroz, etc.), las patatas y legumbres deben constituir la base de la alimentación, de manera que los hidratos de carbono representen entre el 50 % y el 60% de las calorías de la dieta.
3. Se recomienda que las grasas no superen el 30% de la ingesta diaria, debiendo reducirse el consumo de grasas saturadas y ácidos grasos trans.
4. Las proteínas deben aportar entre el 10% y el 15% de las calorías totales, debiendo combinar proteínas de origen animal y vegetal.
5. Se debe incrementar la ingesta diaria de frutas y hortalizas hasta alcanzar, al menos, 400 g/día. Esto es, consumir, como mínimo, 5 raciones al día de estos alimentos.
6. Moderar el consumo de productos ricos en azúcares simples, como golosinas, dulces y refrescos.
7. Reducir el consumo de sal, de toda procedencia, a menos de 5g/día, y promover la utilización de sal yodada.
8. Beber entre uno y dos litros de agua al día.
9. Nunca prescindir de un desayuno completo, compuesto por lácteos, cereales (pan, galletas, cereales de desayuno.) y frutas, al que debería dedicarse entre 15 y 20 minutos de tiempo. De esta manera, se evita o reduce la necesidad de consumir alimentos menos nutritivos a media mañana y se mejora el rendimiento físico e intelectual en el colegio.
10. Involucrar a todos los miembros de la familia en las actividades relacionadas con la alimentación: hacer la compra, decir el menú semanal preparar y cocinar los alimentos, etcétera.