Ni móvil en el colegio ni en casa para los niños

Publicado: 27/12/2023
Autor

Daniel Barea

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Hacen bien los gobiernos en poner pie en pared con la limitación de los móviles en los colegios; ahora nos toca a los padres
Los teléfonos móviles actuales son peligrosas armas de distracción masiva. Los expertos advierten de que las redes sociales, donde los usuarios de los denominados smart phones pasamos la mayor parte del tiempo cuando damos uso al terminal, imitan a las máquinas tragaperras por medio de la técnica del bucle lúdico: el funcionamiento de las apps, como el de los armatostes omnipresentes en bares para perder pasta nos obliga a repetir movimientos a cambio de recompensas de vez en cuando. El algoritmo, sea lo que sea, manda porque nos conoce mejor que la santa madre que nos parió gracias al rastro digital que dejamos con cada una de las interacciones que llevamos a cabo, desde un like a una compra online. El resultado es desastroso para la concentración, fundamentalmente, y sin concentración acabamos siendo peligrosamente vulnerables en todos los sentidos. Y me refería con ese acabamos a los adultos.

En los críos, el abuso de los dispositivos móviles es devastador. Por medio de un teléfono móvil o una tableta, un menor puede tener acceso gratis e ilimitado a toda una galería de horrores para una infancia sana y equilibrada y, por tanto, feliz. La principal amenaza es, sin lugar a dudas la pornografía. Pero no solo. Los smarts phone son hoy en día el principal medio donde los jóvenes llevan a cabo gran parte de su socialización, tanto en la preadoslecencia como en la adolescencia. Crecen y desarrollan sus habilidades sociales en un medio virtual, sin normas ni control, donde el contenido frívolo campa a sus anchas y se impone un modo de comunicación basado en stickers, gifs, vídeos, mensajes de audio y frases cortas sin respeto alguno a la ortografía (y no es asunto menor, la ortografía es orden y el orden, aunque sea una perogrullada, no es caos, con todo lo que el caos conlleva).

La irrupción de la Inteligencia Artificial y su uso recreativo, sin regulación alguna, ha encendido definitivamente las alarmas. El cóctel es explosivo y hacen bien los gobiernos en poner pie en pared con la limitación de los móviles en los colegios. Ahora nos toca a los padres.

No se puede permanecer ajeno más tiempo ante esta durísima realidad. Las nuevas tecnologías han servido para que el acoso escolar tradicional adquiera tintes monstruosos, dado que el abusón no da tregua cuando se acaba la jornada escolar; deterioran la capacidad la atención; y, dado el tiempo que pasan solos, corrompen los valores dado que las horas que pasan niños y niñas solos ensimismados en internet y aplicaciones de mensajería, es superior al que comparten con la familia o profesores (sin más exigencia que ‘disfrutar’ de contenido frívolo o inadecuado para ellos).

¿Que los avantes tecnológicos son importantes y valiosos? Claro. Pero hay que alfabetizar y en señar un uso responsable en el hogar antes de nada, en los colegios e institutos e incluso en centros de formación profesional y universidades. También más allá. Desconfíen de quienes rebajan el nivel de riesgo: o son fanáticos de lo digital o tienen interés en sacarle las perras.

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