La Asociación nacional de industrias de la carne de España (Anice) ha expresado este martes su frontal rechazo al informe sobre las hamburguesas hecho público previamente por la OCU, alegando que contiene "falta de rigor, parcialidad y la intención de generar confusión y sensación de inseguridad en el consumidor".
Así, la industria cárnica responde a esta informe, en el que, entre otras cosas, se revela que 16 de 20 hamburguesas analizadas llevaban sulfitos, un aditivo para evitar las bacterias y mantener el color original de la carne, que en grandes cantidades puede provocar vómitos, dolores abdominales y, en personas con alergia, dolores de cabeza y nauseas.
Sin embargo, Anice defiende que los sulfitos son un aditivo "perfectamente regulado" en su aplicación a los productos cárnicos, y por lo tanto se emplean en las cantidades establecidas en la normativa. Además, señala que su uso es "especialmente importante" en productos microbiológicamente muy perecederos como las hamburguesas para asegurar la seguridad alimentaria y la estabilidad microbiológica de los elaborados.
"Al contrario de lo que se afirma en el informe, los sulfitos decoloran la carne y, por lo tanto, su utilización no tiene razones comerciales, sino que se emplean por responsabilidad, para garantizar la seguridad de los productos puestos a disposición del consumidor", señala.
Sobre los efectos perniciosos para la salud, el negocio cárnico defiende que es "claramente improcedente asegurar" que su consumo en grandes cantidades puede generar problemas de salud. "Es evidente que cualquier producto, ingrediente o alimento ingerido en grandes cantidades, por inocuo que pueda ser, puede provocar problemas de salud", apostilla.
En lo que respecta a la identificación de carne de caballo en hamburguesas de Eroski y Ahorramás, la industria ganadera considera que no tiene ningún sentido por ello "hablar de fraude comercial" por la detección de determinadas proteínas o AND perfectamente aptos para el consumo, dado que la misma Unión Europea establece en toda su legislación relacionada con la salud y la seguridad los necesarios niveles de tolerancia en la detección analítica.
Por todo ello, Anice considera que este informe tenía como propósito alarmar de forma "totalmente injustificada" al consumidor, contribuyendo a implantar una inexplicable cultura de desconfianza y rechazo a los productos alimentarios, y el desprestigio además de este segmento de negocio.
Así, ha hecho un llamamiento a la responsabilidad de medios y organizaciones en la información al consumidor, y ha reclamado profesionalidad y rigor periodístico a la hora de publicar o redifundir informaciones, que puedan sembrar "una desconfianza injustificada y producen un importante perjuicio social y económico".