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Sindéresis

Molotov

Podemos es el mal definido tras el que se esconde la realidad, pero la realidad no es la que pintan.

Publicado: 04/04/2021 ·
21:55
· Actualizado: 04/04/2021 · 21:55
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Si yo fuese un manipulador demagogo como son tantos medios de prensa españoles al servicio del dinero, reseñaría que la primera vez que se tiene constancia del uso de lo que se acabaría llamando cóctel molotov fue en la Guerra Civil española, y fue por parte del bando golpista, concretamente por parte de legionarios que atacaron tanques del bando republicano. Esa es el tipo de manipuladora relación de ideas que acaban provocando, sobre el caldo de cultivo de un cerebro blando y una personalidad homicida, que el otro día se acabase arrojando un cóctel molotov contra la sede de Podemos en Cartagena. Odio provocado por los medios.

La reata de vendidos tertulianos y presentadores que, bajo la apariencia del amarillismo, han querido crear una equidistancia entre Podemos y el fascismo, insinuando además que el fascismo ha recibido la primera bofetada, son el equivalente a los pastiches cavernarios que culpaban a judíos, homosexuales, gitanos y comunistas de los males del mundo. Podemos es el mal definido tras el que se esconde la realidad, pero la realidad no es la que pintan. El mundo está lleno de gente que quiere cambiar a mejor, el mundo es feminista, ecologista, acogedor con quienes migran, respetuoso con los derechos humanos, ensanchador de derechos laborales, conservador de la cultura y justo. Hay miles de grupos y asociaciones que predican esto y lo llevan a la práctica. Todas estas iniciativas se oponen a la resistencia de una élite imperialista y de un sustrato social retrógrado, aunque diseminado, formado por grupos que odian a los homosexuales, que odian a los de otras razas, que quieren a las mujeres sometidas, que se oponen a cualquier consideración humanitaria sobre los animales y que piensan que el deterioro del ecosistema es algo que no les afecta. El progreso tiene su ejército y la reacción lo necesita.

El fascismo lo que hace es agruparlos, y para agruparlos ofrece un objetivo. Han escogido un partido político, y nosotros estamos muy orgullosos de poner el pecho, pero sería un error que os llevarais a engaño y dejarais que os engañen: si Podemos no existiera, irían a por el feminismo, el ecologismo, el animalismo, el sindicalismo, los inmigrantes, las personas trans y homosexuales, y las plataformas antidesahucios, y los cazarían por separado. Esto sucede por un motivo muy concreto: las élites económicas necesitan una fuerza de choque que los proteja y les haga el trabajo sucio. Las convocan en torno a ideas retrógadas que hacen sentirse protegidos a quienes se sienten amenazados por el progreso. La nación inquebrantable porque sí, la nación católica porque sí, la nación blanca porque sí, la nación patriarcal porque sí. Unes a cazadores, taurinos, machistas, homófobos, racistas y amargados por la situación económica que no tienen cojones para plantar cara a bancos, inmobiliarios y multinacionales, pero sí a los pobres de al lado, y ya tienes tu ejército. En este caso, armados con un cóctel molotov.

¿Qué reivindica este ataque terrorista? Posiblemente más cosas de las que estoy narrando, y cabe la posibilidad de que detrás haya alguien que crea que está salvando a su país de una amenaza, entre otras cosas porque los medios, de nuevo, le han metido en la cabeza que Podemos es un peligro para su país como lo fue Ceaucescu para su pueblo. Pero yo, que ya estoy señalado, si fuera mercenario de alguno de estos medios, empezaría a dar marcha atrás, porque están alentando la implantación de un estado totalitario donde el cachorro del cóctel molotov acabaría perteneciendo a un pelotón de orden ciudadano, el baboso misógino al que le gusta hablar del depilado de las prepúberes, que a veces usan de contertulio, acabaría siendo un funcionario del comité ideológico que reclamaría favores sexuales a cambio de evitar la desgracia, los que quieren deportar a un español negro solo porque es negro, serán los que decidan el destino de la persona con la que has vuelto de Cuba. Los que someten la credibilidad de la existencia de la pandemia a criterios políticos, serán los profesores de ciencias de tus hijos.

Y tus hijos feministas, homosexuales, de izquierdas o sindicalistas, estarán desamparados, y el trato que hayas hecho con el dinero no les servirá de nada, marioneta.

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