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Sevilla

Condenado a 16 años de cárcel un joven colombiano por violar a dos menores en la capital

La Audiencia Provincial ha condenado a un joven colombiano por violar a dos menores de 13 y 16 años de edad, respectivamente, unas agresiones sexuales que fueron cometidas en colaboración con un menor de edad que ya ha sido condenado a ocho años de internamiento en un centro cerrado

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La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 16 años de cárcel a un joven colombiano por violar a dos menores de 13 y 16 años de edad, respectivamente, unas agresiones sexuales que fueron cometidas en colaboración con un menor de edad que ya ha sido condenado a ocho años de internamiento en un centro cerrado.

   La Sección Cuarta, en una sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press, condena a A.D.C. a tres años de prisión por un delito de agresión sexual con penetración en grado de tentativa; a un año por un delito de agresión sexual sin penetración, y a 12 años de prisión como cooperador necesario de dos delitos consumados de agresión sexual con penetración --cometidos por el menor--.

   Asimismo, el tribunal impone al acusado la medida de seguridad de ocho años de libertad vigilada y lo condena a pagar una indemnización de 6.000 euros a cada una de las víctimas, cantidad que ya ha sido consignada por el imputado.

   La Audiencia considera probado que los hechos tuvieron lugar en las primeras horas de la tarde del 23 de agosto de 2013, cuando el acusado contactó con una de las menores, de 13 años, y le propuso acudir con alguna amiga a una fiesta que se iba a celebrar en casa de un tercero desconocido de ambos.

   La víctima aceptó esta invitación y acudió sobre las 17,00 horas a la vivienda en compañía de una amiga, del procesado y del menor. Tras pasar un rato oyendo música en una de las habitaciones, el menor y el acusado se trasladaron hasta el salón del domicilio, donde se quedaron los tres solos, según recoge la sentencia consultada por Europa Press.

   En ese momento, tanto el menor como el imputado comenzaron a tocarle los pechos y la zona genital por encima de la ropa, contacto que la víctima no aceptó y tras el que intentó abandonar el salón, momento en el que ambos la agarraron "violentamente" tapándole la boca y llevándola hasta el cuarto de baño.
SEGUNDA VIOLACIÓN

   Una vez en el cuarto de baño, el menor violó a la menor mientras el procesado, que había ayudado a desnudarla, se quedó agarrando la puerta "para impedir que escapara". Una vez que el menor violó a la chica, llamó al procesado para que entrara en el baño e hiciera lo mismo con la menor, que a consecuencia de todo ello sufrió distintos hematomas y un cuadro de estrés postraumático crónico que ha precisado de atención psicológica para su tratamiento.

   Tras ello, abandonaron el piso y el menor concertó una cita con la segunda víctima, de 16 años, desplazándose junto al acusado al Parque Amate, donde el menor la convenció para que lo acompañase a su casa "con el pretexto de que tenía que recoger algo". Una vez en el domicilio, llegó el procesado y, aprovechando que la chica estaba en el cuarto de baño, el menor "accedió de manera sorpresiva" al aseo, abalanzándose sobre la víctima y agarrándola fuertemente al tiempo que intentaba besarla y tocarle las nalgas.

   En ese momento, accedió al baño el acusado, "que simuló recriminar al menor y que trataba de consolar" a la joven, "si bien cuando se quedaron ambos solos también trató de besarla contra su voluntad, a lo que se negaba la menor", tras lo que el imputado abrió de nuevo la puerta y flanqueó el paso nuevamente al menor, tratando entre los dos de vencer la resistencia de la víctima para desvestirla.

CUADRO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO CRÓNICO

   Así, "se emplearon con tanto violencia que la hicieron caer al suelo", donde el menor la violó, tras lo que se fueron al dormitorio y el acusado trató de penetrarla "sin que conste que lo lograra". A consecuencia de estos hechos, la joven sufrió distintas erosiones y hematomas y un cuadro de estrés postraumático crónico, cuya sintomatología "interfiere en su esfera psicosocial, pues aunque no le impide realizar sus actividades cotidianas sí que se lo limita de manera severa".

   La Audiencia dice que el acusado, el día de los hechos, había ingerido varias cervezas y había fumado algún cigarro de hachís o marihuana, "sin que ello limitara ni redujera su capacidad para entender lo reprochable de sus actos o para actuar conforme a esa comprensión".

   El tribunal considera que la declaración prestada por la menor de 13 años en el juicio fue "completa y del todo verosímil, esencialmente coincidente con lo mantenido desde la denuncia inicial", frente a lo que el acusado "no opone sino su genérica y formal alegación de que no ocurrieron así los hechos o que al menos él no participó, pero no atina a explicar siquiera de forma alternativa qué pudo ser lo que allí ocurriera que provocó ciertos estigmas lesivos en la víctima así como un estado de shock".

COHERENCIA DE LAS DECLARACIONES

   Respecto a la segunda víctima, la Audiencia dice que "no consta el mínimo motivo para presumir que trate de perjudicar mendazmente a quien reconoce era su amigo hasta que ocurrieron los hechos, el menor, ni menos aún que se haya puesto de acuerdo con la otra víctima con ese propósito, lo que no pasa de ser una especulación de la defensa sin el mínimo respaldo probatorio".

   "Por el contrario, esta menor se mostró totalmente convincente en su declaración" en el juicio, "manteniendo en todo momento la coherencia de su relato", un testimonio que además también cuenta con "relevantes" corroboraciones objetivas, dice la Audiencia, que condena al acusado a un total de 16 años de cárcel.

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