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Sevilla

Pompidou: Málaga deja en evidencia a Zoido

El problema para el alcalde de Sevilla es que él prometió el Pompidou tres años antes de que lo haya obtenido Málaga y que en el camino tiró por la borda su proyecto

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  • De la Torre y Zoido -

Juan Ignacio Zoido ha reaccionado a la noticia de que Málaga había conseguido convertirse en la primera subsede en el extranjero del Centro Nacional de Arte y Cultura de París, más conocido como el centro Pompidou (apellido del presidente francés que lo impulsó) o Beaubourg y que incluye un Museo de Arte Contemporáneo, además de biblioteca, filmoteca y otras dotaciones culturales, diciendo que aunque este referente artístico mundial abra una sucursal en un cubo de cristal que se está construyendo en el puerto malagueño, “otras ciudades jamás tendrán lo que tiene Sevilla”.

El alcalde se lamentó, no obstante, de que mientras el Ayuntamiento de Málaga ha sabido invertir en tiempos de bonanza económica, “nosotros estamos pagando aún proyectos de esa época, como las Setas o Fibes, que no se pueden destinar a uso museístico”. Zoido no desaprovechó la ocasión para culpar de nuevo a la Junta, de la que dijo “está aportando poco  en Sevilla y mucho en Málaga”, y le pidió que desbloquee la construcción de un museo en las Atarazanas.

El problema para Zoido es que habiendo sido él el primero en hablar del Pompidou o su equivalente para Sevilla casi tres años antes que su homólogo y correligionario alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), éste lo ha dejado en evidencia al conseguir para su ciudad lo que Zoido ha dejado abandonado por el camino, por cambiar su propio programa electoral. Al alcalde de Sevilla le ha pasado como a esos equipos de fútbol que pierden cuando traicionan su filosofía de juego.

Tiremos de hemeroteca y echemos la vista atrás para tratar de comprender cómo es posible que Málaga le haya acabando arrebatando a Sevilla no ya sólo la idea de emular al Pompidou, sino el Pompidou original.

El origen

El 27 de enero de 2011, Zoido eligió el estudio del artista Mundi Martín Iglesias para presentar su programa cultural para las elecciones municipales. En ese acto anunció que si era elegido alcalde convertiría el abandonado mercado de la Puerta de la Carne en “el centro Pompidou de Sevilla”, al que definió como “un nuevo espacio para creadores de arte contemporáneo andaluces, con talleres de formación, becas de estudio, seminarios, exposiciones y centros de estudios”. Zoido afirmó que reconvertiría un edificio cerrado y sin uso, “que -añadió- tiene unas posibilidades de espacio y de ubicación increíbles para la cultura más emergente y vanguardista de Sevilla”, y abundó en su idea: “Aspiro a que, con el tiempo, Puerta de la Carne se convierta en el Centro de Arte Contemporáneo, con la misma filosofía que el Centro Pompidou de París”.

Cuando Zoido hizo este anuncio, las Setas llevaban casi cinco años en obras, hasta el punto de que Monteseirín las inauguró ya casi acabadas el 27 de marzo de 2011 por aquello de que eran el icono de su último mandato, y el actual alcalde era consciente de las modificaciones presupuestarias que habían tenido que aprobarse en los Plenos municipales para rematarlas y que dispararon su coste a más de 100 millones de euros. Lo mismo cabe decir sobre las obras de Fibes. Por tanto, el alcalde no puede ahora llamarse a engaño sobre su promesa electoral de convertir el mercado de la Puerta de la Carne en el equivalente a un Pompidou, cuanto más de que albergara una sede del museo parisino. Esto denota una vez más la escasa seriedad de Zoido, por hacer promesas infundadas económicamente y por incumplir al menos el 70% del programa con que concurrió a las elecciones.

Gourmet antes que museo

Después de que en el año 1999 los placeros del mercado, dado su deterioro, se trasladaran a la antigua estación de Cádiz, los técnicos municipales redactaron un proyecto de rehabilitación del inmueble, que fue valorado en 99 millones de pesetas (menos de 600.000 euros actuales), aunque no se ejecutó porque los comerciantes se negaron a volver,  al comprobar que tenían más y mejores clientes en su nueva ubicación y obtenían mayor rentabilidad. Aunque el coste se hubiera duplicado e incluso triplicado en los catorce años transcurridos desde entonces, la rehabilitación a un precio relativamente moderado podría haber permitido la reconversión del edificio en ese Pompidou a la sevillana prometido por Zoido.

Y, sin embargo, ¿qué ha hecho el alcalde? Pues traicionar su programa electoral y en vez de invertir fondos municipales en la restauración, obrar al revés: privatizar el antiguo mercado de la Puerta de la Carne al sacarlo a concesión -tan sólo dos semanas antes de que Málaga anunciara el acuerdo del Pompidou- para su reconversión en otro mercado gourmet y reservándose para usos culturales municipales tan sólo 200 m2 del espacio y únicamente durante 73 días del año. A eso ha quedado reducida la promesa de Zoido de un Pompidou sevillano, sin que haya influido nadie (¿o también va a echarle la culpa a la Junta de Andalucía?) en su decisión: ha preferido destinar el antiguo mercado a gastronomía para ricos en vez de al arte contemporáneo.

Financiación

En otros proyectos (museo Picasso, por ejemplo), Zoido podría haber tenido razón al hablar de las inversiones culturales de la Junta en Málaga, pero es que en el caso del Pompidou se equivoca de cabo a rabo, porque se trata de un proyecto estrictamente municipal, al menos de momento. Dado que Sevilla fue incapaz de mantener sus dos Cajas de Ahorro y que la fusionada Cajasol cavó su propia tumba embarcándose en el dislate del rascacielos justo al advenimiento de la crisis inmobiliaria, el alcalde malagueño sí puede esperar que Unicaja le sufrague el 50% de la operación Pompidou, pero De la Torre ha declarado de que si no contara con ese patrocinio, el Ayuntamiento abordará el proyecto con sus propios recursos.

¿Y cuánto le cuesta traerse el Pompidou al Ayuntamiento de la Costa del Sol? Pues un millón de euros al año por un periodo de cinco, en concepto de canon, alquiler o como queramos llamarlo. Un millón de euros en una operación de esta envergadura, con los réditos que puede reportar a la ciudad al potenciar su ya amplia oferta museística (el Picasso y el Thyssen, entre otros), no es tan gravoso. Equivale al coste del alumbrado de Navidad de Sevilla más el de instalar en el Parque de los Príncipes la cubierta de la Copa Davis. Pero, claro,  cada ciudad demuestra con sus obras y proyectos cuál es su modelo urbano y cuáles sus prioridades.

Por otra parte, Zoido ha alardeado de haber logrado superávit en las cuentas municipales, por más que invoque continuamente la ‘herencia recibida’, hasta el punto de disponer de 48 millones de euros como remanente de tesorería.

La pataleta

La reacción de Zoido a la noticia de la incorporación del Pompidou al portfolio cultural malagueño no deja de ser una pataleta y una torpeza política, tanto en su calidad de alcalde de Sevilla como de, aún, presidente del PP de Andalucía, lo que le vuelve a inhabilitar para ser el candidato de los populares a la Presidencia de la Junta al carecer de una visión global de Andalucía distante de localismos y aldeanismos.

El regidor sevillano ya se equivocó  en sus declaraciones sobre la condena carcelaria de Del Nido y ahora ha vuelto a hacerlo al decir, como el zorro sobre  las uvas supuestamente verdes en la fábula de Samaniego, que Málaga podrá tener el Pompidou pero nunca los atractivos de nuestra ciudad, cuando lo que procedía era haber felicitado a la capital de la Costa del Sol por un éxito que beneficia a todos los andaluces, incluidos los sevillanos amantes de la cultura, al poner a un tiro de piedra de Sevilla las exposiciones que canalice el Pompidou hacia Málaga. Y, además, los turistas urbanos que acudan a la Costa del Sol por el arte que allí se muestre siempre sentirán la tentación de acercarse también a nuestra ciudad, con lo que se impondría la necesidad de articular de forma inteligente y cooperativa paquetes turísticos conjuntos Málaga-Sevilla.

Contrastan las palabras de Zoido con las de Francisco de la Torre tras conocer las declaraciones de aquél: “Yo siempre me alegraré de cualquier avance en Granada, Sevilla o Córdoba, por decir alguna ciudad andaluza”.  Antes eran los políticos sevillanos los que se mostraban con altura de miras hacia Málaga frente al victimismo de los malagueños y ahora empieza a ser al revés, lo cual no deja de ser significativo a la vez que preocupante.

Sin olvidar que fue el Ayuntamiento el que con sus continuas trabas burocráticas propició el abandono de las Atarazanas por La Caixa hace ya más de un año, Zoido sí tiene razón en exigirle a la Junta que presente de una vez por todas el proyecto sustitutivo al de Vázquez Consuegra que prometió por aquel entonces la Consejería de Cultura con la financiación supletoria acordada con la entidad catalana para este nuevo objetivo.

Mientras el alcalde se enfanga en polémicas urbanísticas con el Gobierno andaluz a cuenta de la interprertación del PGOU porque no ha tenido arrestos para modificarlo durante su mandato y plasmar así su modelo de ciudad (¿tiene alguno aparte de potencial el tráfico privado?), no ha sabido abanderar en todo este año la reivindicación de las Atarazanas. ¿Será porque allí no puede montar otro mercado gourmet?

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