Una cita anual con una de las grandes señales y tradiciones de la Cuaresma hispalense. En la jornada del domingo, dos antes del Domingo de Ramos, el paso de misterio de la Amargura se traslada a su templo. El hecho de que las figuras estén tapadas con telas blancas le da nombre a esta peculiar costumbre, conocida como la mudá de los ‘fantasmas’.