Lolo Hernández sigue demostrando que es incombustible. Tiene 43 años y todavía sigue jugando en El Coronil, el equipo de su pueblo y que actualmente está en la Primera Andaluza, y en el recuerdo queda cuando jugó con el Atlético Sanluqueño a los 23. Hablar o escribir del sevillano es hacerlo de un autético trotamundo porque, además del Atlético Sanluqueño, perteneció al San Fernando, Tarrasa, Yeclano, Écija, Villanovense, Torredonjimeno, Ibiza, Lucentino, Carolinense, Puerto Real, Algeciras y actualmente en El Coronil. De su estancia en Sanlúcar se queda con “la afición que tiene el Atlético Sanluqueño. Me alegro mucho de que ahora esté en la Segunda División B porque la ciudad se merece esta categoría”.
Se acuerda que “cuando estuve en el Atlético Sanluqueño se marchó Antonio González Flores y después José Luis Raposo cogió el equipo. Tuve como compañeros a jugadores como Orozco, Salva, Patino y Sedeño. Después vinieron los problemas y quedaron Cristóbal y yo. Se pudo hacer una campaña digna. Fue un momento difícil para el Atlético Sanluqueño porque acababa de bajar desde la Segunda División B a la Tercera División”. Si juega en El Coronil es porque “se trata del equipo de mi pueblo. El equipo tiene 25 fichas, de las que 21 son de jugadores locales y en donde nadie cobra. Se ha iniciado un proyecto que se quiere asentar. Me deben dinero de los muchos equipos a los que he pertenecido y ya prefiero quedarme en el pueblo”. El éxito de seguir en activo se debe a que “nunca he bebido alcohol ni he fumado. Eso es muy importante”.