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San Fernando

Veinte años como vigilantes del cielo, centinelas a lo largo del mundo

La Agrupación Astronómica de San Fernando cumple dos decenios de vida sin dejar de practicar una afición que es la vez un servicio público encomiable.

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Veinte años no es nada, decía el tango, pero no siempre se cumplen. Mucho menos cuando se trata de una asociación como la Agrupación Astronómica de San Fernando que trabaja -porque trabajan, independientemente de la afición- ten un campo tan complicado como la Astronomía y son algo más que simples ciudadanos que tienen una afición y disfrutan con ella.

Es verdad que lo hacen -disfrutar- pero pocos tienen en cuenta, aunque es archisabido, que forman una red de observadores del espacios que todos juntos y por separados suponen un brazo más en la Astronomía profesional. Esto es, que su aportación a la Ciencia es tal que una gran parte de los cometas que se descubren en el Universo han sido vistos por primera vez por estos hombres y mujeres que pasan muchas horas de la noche -y del día- observando el cielo.

Precisamente por eso son tan importantes. Porque mientras que los profesionales de la Astronomía están centrados en objetivos y eventos determinados, sobre los que realizan sus estudios, los astrónomos aficionados están barriendo el cielo constantemente, de ahí que la mayor parte de objetos celestes que aparecen de pronto en el universo sean descubiertos por ellos. Y esos datos rápidamente los trasladas a las autoridades en la materia, tal es su concepto de servicio público.

Pepe Rivas es el presidente de la Agrupación Astronómica de San Fernando y el que lleva a sus espaldas ahora mismo la representación de un colectivo que hace que su afición llegue a la gente a través de distintas iniciativas. Concretamente y en la jornada del jueves con una conferencia en el Centro de Congresos y con una observación en la plaza de la Iglesia. La Luna, Marte y Saturno, al ‘alcance’ de quienes sólo las han visto en la televisión, en las fotografías… pero no en la calle a través de un telescopio.

Cuando vemos un telescopio en la calle o en el escaparate de una tienda lo primero que pensamos es que es una afición muy cara, además del tiempo que precisa. Sin embargo no es así. Es más, hay muchas aficiones más caras y sin embargo se ven normales. Las motos, los coches, la vela…

“Con trescientos euros ya se puede comprar un telescopio decente”, dice Rivas, aunque los buenos suelen estar en los 3.000 euros. O sea, menos que la moto y seguro que hay financiación para ellos. Pero si desde 300 euros ya es posible comenzar a aficionarse, lo demás dependerá de la capacidad económica o en cualquier caso, de pertenecer a una agrupación como la Astronómica de San Fernando, que también tienen sus propios telescopios.

¿Hasta dónde puede llegar los astrónomos aficionados en su observación del Universo? Obviamente depende del aparato que tengan, pero lo normal son los planetas de mayor tamaño, Júpiter, Saturno, Marte, Venus… Intentar más es ver sólo un punto en el cielo y en cierto modo, perder el tiempo. Pero sí pueden ver cómo llega la luz de una estrella que se ve por primera vez. O conocer la Luna cráter por cráter, el objeto celeste más espectacular visto por el telescopio por su cercanía.

Hay gente que se dedica a la astrofotografía que es como la Astronomía pero para tomar fotos. En ese campo se recoge mucha información, porque a veces no es un satélite lo que aparece como un objeto raro, sino, con suerte, la explosión de una supernova. Es fotografiar un trozo de espacio donde un momento antes no había nada y luego hay una luz nueva. Ese descubrimiento se pone de inmediato en conocimiento de los organismos oficiales.

Por cierto, también son los que detectan los meteoritos, incluidos los que pueden pasar a relativa distancia de la Tierra. Quizá por eso es tan bueno -dentro de lo malo que pueda ser encontrarse uno que viene derecho a nosotros- que haya tantos ojos escudriñando el cielo. Porque si viene no lo van a parar, pero avisarán con tiempo para que al menos nos dé tiempo a dejar todos los papeles arreglados. Sobre todo los de Hacienda, que esa gente puede llamar a tu puerta hasta en la otra vida.

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