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San Fernando

Porque es de justicia

¿Qué se puede hacer en una ciudad que para hacer algo decente tuvo que actuar a base de ilegalidades?

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Que a San Fernando se le deben muchas cosas está más que claro y sólo hay que repasar las hemerotecas para comprobar cuántas promesas incumplidas y cuántos desengaños de una una  ciudadanía que hace tiempo que dejó de esperar algo bueno de la gestión de sus gestores. 

Tal es el desapego de la población con la política y no sólo con la clase política, a fuerza de haberse convencido de que la política no resuelve nada. Craso error, pero un error paradójicamente fundamentado aunque sea en la incapacidad de discernir a tales alturas entre el continente y el contenido. 

A San Fernando se le deben proyectos desde todas las administraciones y desde los dos grandes partidos que han gobernado en los últimos treinta años este país y esta comunidad autonóma.  Infraestructuras necesarias para haber podido competir con otras poblaciones habida cuenta de que como isla tiene unas carencias y hay proyectos -en el haber- para realizarlos.

Equipamientos para aprovechar su potencial turístico y medio ambiental que se le han negado entre el empecinamiento de unos y la incompetencia de otros. Programas de ayuda para compensar sus servidumbres que la convierten en una de las ciudades más encorsetadas -o la más-de todo el territorio español.

Es verdad que los políticos isleños nunca dieron la talla a la hora de darse cuenta de que ante la muerte del monocultivo militar había que ponerse el mono de faena para crear alternativas. 

¿Pero qué se puede hacer en una ciudad que para construir algo de calidad como Bahía Sur tuvo que cometer todas las ilegalidades habidas y por haber?  Poco, a menos que tengan en consideración que por sus condiciones y servidumbres necesita de un trato especial. Y no un trato especial económico, sino acorde a sus necesidades y a sus limitaciones. Porque es de justicia.

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