La Semana Santa es una maravilla. Puede ser
incluso un negocio. Pero es
dura de pelar si estás
tras la barra o atendiendo, en la marabunta, mesas y más mesas. “Por aquí pasan veinte cofradías”, empieza
Rogelio Trifón, patriarca de este local histórico.
La Flor de Toranzo, desde La Montaña a la Sevilla más tradicional.
“Hace diez o doce años…
Rafa Cuesta, era banderillero de Morante, se casó con una chica de aquí, de la bodeguita Romero. Iba yo para El Baratillo y paso por la puerta de la bodeguita:
- Rafa ¿qué? ¿preparao ya pa la lucha de la Semana Santa?
- Sí, hombre.
- ¿Te han cargao bien de cerveza, de manzanilla, de tiques, de servilletas…?
- Claaro que sí.
- ¿Y de tiritas y de aspirinas cómo estás?
- Vete a la mierda, que hay una farmacia al lao.
- Bueno, bueno, bueno. Tú compra tiritas y aspirinas, que ya me lo dirás.
“Total, que paso el lunes por allí y me dice:
- Me he acordao de ti el Domingo de Ramos diez millones de veces.
- ¿Por qué? ¿has hecho buena cajita?
- ¿Buena cajita? Me cago en su… que me han pedido tres mil aspirinas y dos mil quinientas tiritas.
- ¿No te lo dije? Yo soy perro viejo”.
“Porque en Semana Santa viene
la gente corriendo ¿no tienes una tirita, que mi mujer se ha hecho una asadura en el zapato? Un cafelito y una aspirina, que me duele la cabeza… Sobre todo, el Domingo de Ramos”. Luego ya los cuerpos se van curtiendo.
Otro asunto preñado de dificultades añadidas es el de
echar números. Las circunstancias son cambiantes, y qué decir recién pasada la penitencia vivida en este 2024. Clarísimamente ha sido la
Semana Santa del monzón.
“El último año que yo trabajé en Semana Santa fue hace dieciocho o diecinueve años. Además del equipo de aquí, lo reforzábamos con tres más que venían por las tardes, de las cuatro a las doce, la una.
Lo que sí se quedaban diez mil pesetas diarias. Cien mil los diez días que venían. A los nuestros, aparte de su sueldo, también les doblaba, como a los que venían de fuera. Porque ellos son los de la casa. ¡Y qué pasaba! Pues que
los que tiraban del carro eran los de la casa”.
“Y venía uno…
- ¡Corriendo, que quiero ver tal cofradía, dame una cerveza, una tirita, una aspirina!
Y después
:
- Dame la cuenta, ¿qué te debo?
- Mire, usté, ahí, lo que pone…
- ¡Mil pesetas una ración de jamón! ¿qué pasa? ¿que queréis hacerse rico los del centro con la Semana Santa?
- No, mire usté, yo estoy vendiendo raciones de jamón todos los días del año. Usted no sabe dónde se ha metido ni lo que ha comido. Y la copa de vino no se la cobro entonces ya“.
“Pues aquel año resulta que le digo…
Domingo, era un Sábado Santo a las doce de la noche,
me parece que es el último año que hemos trabajao en Semana Santa.
Voy a pagarle a los que han venido de extra, nosotros nos quedamos aquí, dile tú con arte que se vayan.
Hago las cuentas y nos quedó a mi hija, a mi mujer y a mí lo mismo que se habían llevado los que habían venido de extra. Digo
no, ni hablar.
Los riñones hechos polvo”.
“Después pasaba otra cosa. Venía una reunión de las muchas que vienen,
señores que vienen…
- Oye, danos...
- No, estos días no tenemos el tostador. Estos días no hay tapitas calientes. Hay jamón, queso, caña de lomo, un taquito de bonito, unas anchoas…
- Ay, bien, bien, bueno, cóbrate que nos vamos.
- Oye, ¿no tienes los vasos fríos como siempre?
- No, estos días no da tiempo a enfriar los vasos.
- ¿No tienes catavinos finos?
- No, se rompen mucho…
A tu clientela no la atendías. Solución: se cortó”.
“Después
no puedes tener las mesas puestas, si pasan cofradías, dos horas antes. Sin embargo, en Feria se abre todos los días, y toda la pre Feria. Desde el Domingo de Resurrección, hay dos o tres días que no hay toros, pero en cuanto que empiezan todos los días.
A lo grande. Sin problema. Tira pa´lante”.
“Después encima salimos... Domingo en Santiponce sale en su cofradía. Fran que es de la Hiniesta sale el domingo. Nosotros con El Baratillo salimos el miércoles. El miércoles no se abre. Se abre Lunes, Martes y Jueves Santo de doce a cuatro”.
En
Trifón les gusta
tener a la gente satisfecha, pero también vivir y respirar. El que la lleva la entiende y cada uno hace sus cuentas. Ahí no me voy a meter yo. Ni mijita. Pero hoy
¡qué delicia de cervecitas heladas y tapitas de relumbrón!
(Fragmento del capítulo de Trifón del libro “Sevilla, la ilustre taberna” (2023)– Fénix Editora)