La Audiencia Provincial de Granada ha condenado a 15 años de prisión por un delito de asesinato al hombre de 56 años que mató a puñaladas a un inquilino cuando discutieron en la vivienda que compartían en la zona norte de la capital granadina, unos hechos que reconoció, por lo que se le ha aplicado la atenuante de confesión.
Después de que el jurado popular declarara por unanimidad culpable de un delito de asesinato el pasado 4 de octubre, el presidente del tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Granada lo condena por asesinato al dar por probado el ensañamiento al haber "intención de aumentar el dolor" del fallecido, que "aún se encontraba vivo y consciente" cuando le asestó unas 30 puñaladas, según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press.
Se basa en la confesión realizada por el acusado, los testimonios dados por los testigos y los agentes de policía que declararon en el juicio, así como resultado de la pericial médico forense que apuntan a que "no solo dio muerte" a su víctima sino que le causó las heridas "con el propósito de aumentar su dolor".
La disputa, que tuvo lugar en la noche del 22 de julio de 2017, comenzó con una discusión acerca de los motivos que habían llevado a otro inquilino a abandonar la casa y continuó en el dormitorio que tenía alquilada la víctima, a quien el acusado habría comenzado a darle puñetazos en la cara, "rompiéndole a continuación un taburete en la cabeza, lo que provocó su caída al suelo, donde lo siguió golpeando al tiempo que le decía yo te mato", según hizo constar la Fiscalía, que había pedido la imposición de 15 años de cárcel en su calificación definitiva, que rebajaba la inicial y contemplaba una alternativa en caso de que los hechos hubieran sido considerados homicidio.
A estas conclusiones definitivas del Ministerio Público, se adhirió la defensa del acusado, ejercida por el letrado Francisco Aguilera, que inicialmente solicitaba siete años y medio de cárcel por un supuesto homicidio, con atenuantes de confesión y enfermedad mental, un extremo este último que no habría quedado suficientemente contrastado por la prueba pericial.
La sentencia, contra la que cabe recurso, también conlleva su "inhabilitación absoluta" durante el tiempo de condena, y a que indemnice a la hija de la víctima con un montante de 88.119 euros.
En el transcurso de la discusión, se da por probado que el ahora condenado, tras golpear con los puños y con un taburete a su inquilino, "provisto, bien fuese de un cuchillo, bien de dos, lo apuñaló reiteradamente en cuello, tórax y abdomen hasta causarle la muerte".
Hizo constar el fiscal que el acusado "sufría una esquizofrenia residual que no alteró su capacidad" para reconocer lo que estaba haciendo, y que "confesó espontáneamente" cuando se presentaron en el piso los agentes policiales.
En su declaración ante el tribunal, el día que comenzó el juicio, el pasado 1 de octubre, el procesado señaló que mató a puñaladas a su inquilino y compañero de piso, aunque reseñó que él no está "bien", en referencia a la enfermedad que padece.