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Plaza del Pósito

¿Lo de antes era la normalidad?

En España, casi 5 millones de personas pasamos el confinamiento en soledad. Dicen que el lujo en esta época, se mide por la amplitud de tu balcón...

Publicado: 06/04/2020 ·
21:40
· Actualizado: 06/04/2020 · 21:40
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Autor

Santiago Donaire

Santiago Donaire es un histórico militante socialista de la provincia de Jaén comprometido con su tierra

Plaza del Pósito

La actualidad política y social narrada en este espacio desde la experiencia de un librepensador

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En España, casi 5 millones de personas pasamos el confinamiento en soledad. Dicen que el lujo en esta época, se mide por la amplitud de tu balcón y por los megas de la conexión a Internet. Quisiera incluir lo más grande y es el poder pasar el confinamiento en compañía. Hoy después de 22 días lo que más echo en falta es tocar a otra persona, un apretón de manos, un abrazo con palmetadas en la espaldas o con rascadilla, una mano en el hombro, un beso en la mejilla… En días pasados el doctor Simón decía que quizás cuando salgamos tengamos que asumir prácticas orientales para saludarnos, hacerlo a cierta distancia, inclinando la cabeza. No digo que no, pero será muy doloroso renunciar al contacto físico que nos define como pueblo.

En las anteriores crisis, por desastres naturales, pandemias o las puramente económicas, siempre pasó lo mismo, la gente, el pueblo, salió perdiendo. Los que mandan en el mundo mundial, aprovechan para explotar la crisis e hicieron reformas que acrecentan las diferencias sociales, la desigualdad, ellos cada vez más ricos. Solo hay que acordarse de la anterior de  2008-2014, con el neoliberalismo como receta, nos recortaron sueldos y derechos, muchos acabamos en la calle, no nos dio tiempo de recuperarnos de aquella y ya tenemos otra a las puertas. Ahora nos coge más débiles, más vulnerables, con las huchas vacías.

Cuando hablamos de las ganas de volver a la normalidad, no deberíamos olvidar cual era la normalidad, la crisis de la que venimos: la precariedad del trabajo, salarios de miseria, desmantelamiento de la sanidad, el rescate de los bancos y a las familias se les desahuciaba. Mientras aumentaban el gasto en sanidad, reducían camas y profesionales ¿esa era la normalidad? Pues yo no la quiero. Un jugador de futbol cobraba como la suma de todos los profesionales sanitarios de varios hospitales. Un tertuliano indocumentado y vociferante como decenas de cajeras o reponedores de supermercado, esos que hoy se la juegan para sacarnos adelante. Una normalidad que te cortaba la luz o el agua si no llegas a fin de mes. El sistema capitalista no tuvo escrúpulos para sacrificar vidas a gran escala,  en aras de la ganancia. La normalidad que destruía la naturaleza, incendios, ríos contaminados, y el abuso de la ocupación del suelo con urbanizaciones prescindibles o lujuriosos campos de golf. Cuando salgamos, precisamos ir hacia una  economía basada en la protección de la vida, una economía social.

Como dice Pepe Múgica, “la vida se escapa minuto a minuto y no la venden en el súper”. ¡Vamos!

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