Italia ha sumado 21.315 nuevos contagios de coronavirus y 264 fallecidos en las últimas 24 horas, en víspera de que la mitad del país entre en un confinamiento blando a partir del lunes, una medida que afecta a unos 40 millones de italianos, informó hoy el Ministerio de Sanidad.
Con estas cifras el número total de casos es de 3.223.142 desde febrero de 2020, cuando comenzó la emergencia en el país, y 102.145 el de fallecidos.
En las últimas 24 horas se han curado 9.835 personas, pero 243 han entrado en unidades de cuidados intensivos.
Hay actualmente 531.266 enfermos de coronavirus, de ellos 24.518 están ingresados en plantas de hospitales y 3.082 en ucis, con lo que se ha superado el umbral crítico de los 3.000 pacientes.
La región de Lombardía, la más afectada por la pandemia, ha sumado 4.334 nuevos casos, por encima de los 3.023 de Emilia-Romaña y los 2.449 de Campania.
El resto de las regiones se han situado por debajo de los 2.000 nuevos contagios.
Este domingo las autoridades de Piamonte han suspendido de forma provisional y como precaución la inoculación de las vacunas del lote ABV5811 de la farmacéutica AstraZeneca, después de que una persona haya fallecido tras recibir la primera dosis.
Se trata de otro lote distinto al que fue suspendido esta semana por la Agencia Italiana de Medicamentos (AIFA) también de la misma farmacéutica, tras los informes sobre los problemas de coagulación diagnosticados en varios países europeos y después de que en Sicilia se registraran dos muertes de dos personas que habían recibido la vacuna y que la Justicia italiana investiga.
Italia de momento ha inoculado 6,6 millones de dosis y casi dos millones de personas están inmunizadas al haber recibido las dos que se necesitan.
El Gobierno italiano aprobó el viernes un decreto para endurecer las medidas de prevención de contagios desde el 15 de marzo y hasta el 6 de abril, y que entre otras cosas impone el confinamiento blando para todas las regiones que tengan una incidencia semanal de 250 contagios por cada 100.000 habitantes.
Desde el lunes diez regiones y la provincia autónoma de Trento estarán en confinamiento, una medida que afectará a unos 40 millones de italianos, y que mantendrá escuelas y negocios no esenciales cerrados, aunque se podrá salir a la calle por motivos de trabajo, salud y necesidad, y las fábricas permanecerán abiertas.