La ciudad de Lorca (Murcia), devastada por los seísmos del 11 de mayo, se fundió en un abrazo colectivo al cumplirse un mes de la tragedia.
La ciudad de Lorca (Murcia), devastada por los seísmos del 11 de mayo, se fundió en un abrazo colectivo al cumplirse un mes de la tragedia, poco antes de que la nueva corporación local se vea obligada a constituirse al aire libre por los daños que presenta la mayoría de los edificios públicos.
A las 17 horas, la hora del primer seísmo, de 4,7 grados de magnitud en la escala de Richter, comenzó una cadena de abrazos en el barrio de La Viña, denominada zona cero de la catástrofe, que terminó a las 18:55 horas, hora en la que se produjo el segundo, de 5,1 grados, en la plaza de España, el centro del casco histórico de la ciudad, que fue recordado con un multitudinario aplauso con los brazos alzados.
En esta plaza mayor, rodeada por la sede consistorial, la colegiata de San Patricio y casas nobiliarias de entre los siglos XVI y XVIII, seriamente dañadas por los terremotos, se reunieron alrededor de un millar de personas para participar en una concentración silenciosa.