Las plántulas de maíz que crecen juntas emiten señales subterráneas en forma de secreciones químicas que afectan al crecimiento de las plantas cercanas, según concluye un estudio publicado en 'PLOS ONE' de un equipo liderado por Velemir Ninkovic de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas.
Las plantas han desarrollado complejos sistemas químicos de comunicación para compensar su estilo de vida inmóvil. Muchos de sus mensajes toman la forma de productos químicos secretados por las raíces en el suelo, que se detectan a través de las raíces de las plantas cercanas. Estas secreciones le dicen a las plantas si sus vecinos son parientes o extraños y les ayudan a dirigir su crecimiento en consecuencia.
Para comprender mejor cómo las interacciones por encima del suelo afectan este sistema de comunicación subterráneo, los autores del presente estudio hicieron hincapié en las plántulas de maíz y luego buscaron cambios de crecimiento en las parientes cercanas.
Se peinaron las hojas de maíz para simular el contacto de una hoja de la planta cercana y luego recogieron los productos químicos secretados por las raíces en la solución de crecimiento de la plántula. Las nuevas plantas transferidas a esa solución de crecimiento respondieron dirigiendo sus recursos a cultivar más hojas y menos raíces que las plantas de control.
Los autores también probaron plántulas de maíz recién germinadas para ver si podían detectar diferencias en las soluciones de crecimiento de las plantas que habían sido tocadas y las que no habían sido alteradas. La raíz primaria de la plántula creció preferentemente hacia soluciones de plantas intactas, lo que sugiere que podría diferenciar entre las dos soluciones.
Los investigadores demostraron que incluso las perturbaciones breves sobre el suelo pueden provocar cambios en la comunicación subterránea que provocan que las plantas cercanas cambien sus estrategias de crecimiento. Señalan que los investigadores deberían tener en cuenta la medida en que tocan las plantas durante un experimento, como ocurre al tomar medidas, ya que los efectos sobre las plantas tocadas y sus vecinas tienen el potencial de afectar los resultados experimentales.
"Nuestro estudio demostró que los cambios inducidos por el contacto mecánico sobre el suelo entre las plantas pueden afectar las interacciones subterráneas, actuando como señales en la predicción de los futuros competidores", afirma el autor principal, Velemir Ninkovic.