Nazarí, gótico, neoclásico.. El centro histórico de Málaga ofrece a pie de calle un muestrario de fachadas que invita a recrearnos en la historia artística de la ciudad. Sólo con callejear se puede hacer un viaje en el tiempo a través de los frontales más señeros que acoge la capital. Siguiendo el eje marcado por la historia, la primera parada en esta ruta por el pasado ornamental malagueña es el arco nazarí del actual mercado de Atarazanas, se conserva del extinto taller naval que allí se encontraba y del cual hereda su nombre este mercado de abastos. Este símbolo de mármol blanco es el gran protagonista en todas las perspectivas de la calle que leva su nombre. Es, además, un ejemplo de la preponderancia comercial de Málaga y un punto de referencia urbanístico con perspectiva del gran territorio ganado al mar a lo largo de los siglos.
El Parque de Málaga, en su lateral norte, esconde en sí mismo un pequeño itinerario artístico que alberga tres de las fachadas más fotografiadas de la ciudad. Si nos movemos en dirección este-oeste el primer baluarte es el propio Ayuntamiento. Una triple escalera de mármol confluye en la entrada principal, que nos lleva a hasta cobijarnos bajo el balcón de honores escoltado por cuatro columnas corintias. Este edificio, de estilo neobarroco con detalles modernistas nació de los diseños de Manuel Rivera Vera y Fernando Guerrero Strachan y fue construido en la segunda década del siglo XX. La Casona del Gobierno de la ciudad tiene como escolta natural los jardines de Pedro Luis Alonso, un conjunto que fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2010 y que actúa como broche a toda la manzana.
Siguiendo con nuestro itinerario, nos encontramos junto al edificio consistorial con la sede del Banco de España en Málaga. Seis impresionantes columnas de estilo corintio dan la bienvenida a este edificio neoclásico diseñado por José Yárnoz y construido entre 1933 y 1936. Su monocromatismo en blanco en conjunción con la luz solar hace que destaque de manera contundente entre su entorno vegetal y arquitectónico.
El cierre de este tridente estético nos llega de la mano del antiguo edificio de Correos y Telégrafos. Se apostó por aires neomudéjares para este emblema del diseño de la ciudad reconvertido en la actual sede del Rectorado de la Universidad de Málaga, institución que lo adquirió para su posterior adecuación en la década de los 90. Su características arcadas dan paso a unos restos de la muralla fenicia y como detalle imperdible cabe destacar que en sus fachadas laterales aún se aprecian los buzones encastrados de su época de oficina de estafeta.
Religiosidad
No sólo la arquitectura civil nos deja en la ciudad motivos para pasear por la historia del arte, algunas de las fachadas religiosas del centro son merecedoras de pararse delante y de disfrutar de todos sus detalles de creación y simbolismo. Por orden cronológico desde su construcción, el callejeo se detiene ahora en la mítica calle Santa María, donde se encuentra la fachada de la parroquia de Santa María, más conocida como la fachada del Sagrario. Nacida de las primeras modificaciones de la primitiva mezquita Aljama. Según explica el director de Patrimonio de la Diócesis en ella “ aparecen elementos fundamentales de la vida de la iglesia de aquella época”. De hecho, es un símbolo del comienzo de la iglesia local tras la conquista cristiana. En los contrafuertes aparece una Anunciación de la Virgen,momento inmediatamente anterior a la Encarnación, que es a quien está dedicada la Catedral. De la misma manera, se puede contemplar el sello y el escudo del obispo que culmina la obra, César Riario. Debido a la degradación por el paso del tiempo se aprecian piedras informes que antes fueron imágenes. Su estilo gótico contrasta con la preponderancia del barroco generalizado, lo que la hace más especial.
Se cierra este particular paseo con la fachada principal de la sede del Obispado, centro gubernativo de la diócesis malagueña.Este retablo urbano data del siglo XVIII y su obra estuvo dirigida por el también entonces maestro mayor de la Catedral, Antonio Ramos. Su construcción partió de una iniciativa de José Franquis Lasso de Castilla, a la sazón, obispo de Málaga.
Este monumento en sí mismo tiene diferenciadas cinco calles y tres pisos. De estas últimas, la planta baja corresponde a la antigua entrada de carruajes, la segunda el balcón de apariciones del obispo y la tercera es una hornacina con la imagen de la Virgen de las Angustias, patrona de la Archidiócesis de Granada, a la que pertenece la de Málaga. Según el padre Gamero, la importancia de esta construcción radica en que es una de las grandes representaciones de la arquitectura palacial de la ciudad. “Una visita a Málaga sin contemplar esta fachada se nos quedaría inconclusa”, culmina Gamero.