Muchas personas salieron a la calle aterradas por el miedo tras percibir estos movimientos sísmicos.
Afortunadamente, en Málaga ni en el resto de provincias andaluzas no se produjeron daños personales ni materiales, a diferencia de Melilla, donde el sismo se sintió con gran intensidad, lo que provocó veintiséis heridos leves y numerosos daños en edificios.
Este terremoto, el segundo que se produce en la provincia en menos de una semana -el pasado 21 enero y tuvo una magnitud de 4,9 grados en la escala de Richter con epicentro en el norte de África-, provocó un aluvión de llamadas al Servicio de Emergencias 112 Andalucía, hasta 280 en Málaga informando del temblor y preguntando por recomendaciones de autoprotección.
Más de cien réplicas se sucedieron posteriormente, algo “normal” después de un movimiento sísmico como éste, de grado “medio-alto”. Es más, los expertos esperan más en los próximos días. El catedrático de la Universidad de Málaga Francisco Serrano aseguró que “son beneficiosos” estos movimientos telúricos posteriores, porque es una forma de “liberar esa energía acumulada durante años”.
“Lo normal es que vayan bajando las intensidades y se logre ese equilibrio, esa estabilidad tectónica”, explicó, a la vez que destacó que esta recurrencia sísmica suele suceder en décadas.