Ofrecer al visitante las claves que le permitan interpretar las obras por él mismo, aportando su propia experiencia y despertando su curiosidad; en suma, que haya 'feedback' entre las piezas de arte y quienes se acercan a ellas, son los objetivos del equipo de mediación del Centre Pompidou Málaga. Entre las que más llaman la atención, sin duda, los cuerpos ausentes y fundidos en la masa de Kader Attia ('Ghost', 2007), y, en el caso concreto de los niños, los retratos en continuo cambio de 'It's really nice', de Pierrick Sorin.
Un equipo compuesto por cinco personas y dispuesto a atender cuantas dudas o curiosidades pueda tener el público durante el recorrido por las salas de la que es la primera delegación del Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou de París y que abrió sus puertas el pasado 28 de marzo.
"No explicamos las obras, sino que intentamos comentarlas, compartirlas con el visitante en un proceso participativo entre ellos y nosotros", según han manifestado tanto el responsable de Mediación del Centre Pompidou Málaga, Jaime Mena, como Carlota Romero, coordinadora del equipo de mediadores.
Para ésta última, "el objetivo es ofrecer al visitante las claves para que se sienta autónomo a la hora de interpretar las obras y que se quite de la cabeza la idea de que como es arte contemporáneo no se entiende". La respuesta del público ante esto "es muy buena", ha asegurado a Europa Press Romero.
En cuanto a obras concretas, los fantasmas de Kader Attia son unos de los grandes protagonistas de la colección permanente del Centre Pompidou Málaga, y, prueba de ello, es que muchos visitantes se ponen en la misma posición que las figuras y se cubren, en un intento de mimetizarse y dejar constancia de ello a través de una fotografía.
"En el fondo, poner al visitante en el mismo papel que las piezas nos puede ayudar a la hora de establecer un discurso explicativo", ha reconocido la coordinadora del equipo de mediadores.
Y es que, tal y como ha precisado, es una obra "muy potente", visualmente, por el espacio que ocupa y por su discurso en sí; de hecho, "aglutina muchos conceptos presentes en el resto de las salas y es el broche final perfecto para recapitular todo lo que se ha visto a lo largo de la visita". Además, 'Ghost' permite ser abordada "desde diferentes puntos de vista, tanto metafóricos como literales".
También llama especialmente la atención del público el 'Autorretrato' (1988) de Jean Tinguely, inicialmente quizá por "un cierto matiz macabro; al moverse e incluir sonido, se generan unas sensaciones que desestabilizan al visitante, que, en definitiva, es el objetivo de la obra; es muy potente y no deja indiferente a nadie", según Romero. Sin embargo, ha aseverado, "en el momento en que se comenta, el público entiende perfectamente el discurso".
En el caso de los niños, que suelen ser "los más observadores y, al no tener prejuicios, opinan sin hacer uso de ningún filtro", la obra estrella de la colección permanente podría ser 'It's really nice', en la que Pierrick Sorin juega digitalmente con partes del rostro --nariz, orejas, ojos--, mezclando las de varias personas para crear caras irreales que gesticulan y articulan sonidos.
OBRAS MÁS MEDIÁTICAS
Independientemente de todo lo dicho, el Centre Pompidou Málaga tiene, a priori, una serie de obras más mediáticas, que, inicialmente, pueden ser las que atraen a una parte de los visitantes, como es el caso de las de autores como Frida Kahlo, Francis Bacon o Marc Chagall. Sin embargo, una vez iniciado el recorrido por las diferentes salas, "te das cuenta de que hay otras muy interesantes".
Según Romero, aunque sea una figura más novedosa, el visitante "acoge muy bien" a los mediadores, que se encuentran en diferentes puntos del Centre Pompidou: en el mostrador de la entrada, donde se ofrece una orientación inicial; en la zona 'Espacio público joven', que, actualmente, acoge la obra-juego del escultor Miquel Navarro, 'Bajo la luna II', y en las propias salas, atendiendo a quien se acerque o bien a visitas guiadas previa reserva.
Aunque existen dispositivos pedagógicos en las salas, el equipo de mediación está dispuesto en todo momento a "ayudar", siempre bajo la premisa de que "cualquier persona es autónoma para interpretar una obra de arte contemporáneo y sobre todo ante piezas que hablan de ideas aún vigentes".
La intervención del mediador se adapta a las personas a las que se dirige, tanto a aquellas poco o nada familiarizadas con el arte moderno y contemporáneo como a las experimentadas en esta materia. Al final, se puede llegar a "puntos diferentes, no preestablecidos, y que son igual de legítimos", ha defendido Romero.
EL MEDIADOR "PROVOCA" AL VISITANTE
Por su parte, el responsable de Mediación del Centre Pompidou Málaga, Jaime Mena, ha subrayado la importancia del mediador, cuya función principal es "provocar"; es decir, "generar una nueva experiencia de la visita, empujando a la persona a que ella misma construya sus ideas en relación con la pieza".
Por ello, el mediador "no dice las cosas de forma explícita", sino que "cuestiona al visitante y le hace que reflexione y dialogue para llegar a una conclusión". "Es una persona que media entre la pieza y el público", ha indicado, lo que requiere que tenga una formación en arte, pero también habilidades educativas.
El responsable de Mediación invita al público a no limitarse a una única visita al Centre Pompidou Málaga, ya que, aparte de las actividades que se organicen, "cada vez la obra te parecerá distinta y la disfrutarás de forma diferente, ya que tiene multitud de lecturas, que te irán enriqueciendo".
El departamento de Mediación se dirige en estos momentos a escolares, familias, adultos en general y personas con necesidades especiales de aprendizaje. Sin embargo, se trabaja para ofrecer propuestas a otros muchos colectivos, siempre bajo la supervisión de la matriz de París, y, para ello, se está elaborando, actualmente, una programación educativa, de la que se irá informando en los próximos meses.
