Tras
27 días encerrados en la Biblioteca General, los estudiantes de la Acampada por Palestina
levantarán en los “próximos días” la protesta por el fin de las clases, asegurando que no tiene nada que ver con el anuncio de la Universidad de Málaga de
romper temporalmente relaciones con las universidades y centro de investigación de Israel. Este compromiso, ha dejado claro Carmel, una de las portavoces, es “fruto de la lucha y de la validez de nuestro métodos”; sin embargo,
estas medidas les parecen “insuficiente” e “insultantes”.
La “
herramienta del encierro ha tocado techo” al acabar las horas lectivas, ha continuado Beatriz, y “debe ser superada a través de
otras acciones de protesta, como manifestaciones”. Douae, otra de las estudiantes, ha detallado que
han quedado sin cumplir peticiones como el reconocimiento del Estado palestino, el cese “definitivo” de las relaciones con cualquier entidad israelí y no israelíes que “financien el genocidio” o el compromiso de no volver a entablar relaciones futuras: “
Le preguntamos a la UMA a cuántos niños y niñas tienen que matar para romper definitivamente con las bastiones del sionismo o cuántos hogares tienen que ser destruidos y ocupados para reconocer que lo que está ocurriendo en Palestina es un genocidio desde hace casi 80 años”.
El
9 de mayo, al “calor del movimiento internacional”, los
alumnos entraron en las instalaciones de la universidad con el objetivo de que la UMA “dejase de ser cómplice del genocidio”, ha recordado Carmel. La “organización” y el “compañerismo” han sido las “armas que usado para
resistir a las constantes presiones de la universidad”, ha denunciado.