Los números dan buena cuenta de la imnportancia de la operación policial:
210 víctimas cuyas
identidades fueron usurpadas para hacer
apuestas en plataformas de juego 'online' hasta obtener
cuatro millones de euros en beneficios;
seis detenidos de una trama criminal cuyo cabecilla ha sido enviado a prisión;
tres registros policiales en los que se procedió a la intervención, bloqueo y embargo de
31 cuentas bancarias; 21 bienes inmuebles valorados en 3,3 millones de euros, muchos de ellos en Madrid y la Costa del Sol;
cinco vehículos de alta gama; dispositivos de telefonía e informática, y 9.200 euros en efectivo.
Es la
operación Hill por la que la Polciía Nacional ha desarticulado una trama y ha disuelto una banda que presuntamente usurpaba la identidad las víctimas para hacer apuestas en plataformas de juego 'online'.
Todo ello, tras una investigación que se inició después de
una primera denuncia interpuesta en Málaga por una ciudadana que señaló que a finales de
2021 había sido víctima de una estafa, al reclamarle la Agencia Tributaria el pago de 900 euros como impuesto por las ganancias obtenidas en unas apuestas, que ella nunca hizo, en plataformas 'online'.
Desde ese momento, numerosas denuncias fueron recibiéndose
en todo el país, presentadas por personas a las que
la Agencia Tributaria les reclamaba un 19 por ciento de las ganancias obtenidas con los
premios recibidos en plataformas en internet, desde partidos de fútbol hasta carreras de caballos, de ligas nacionales y extranjeras, en un mismo ejercicio fiscal.
En todos los casos, los denunciantes
alegaban no haber participado en este tipo de juegos y señalaban que podrían haber sido suplantadas sus identidades para apostar.
Los agentes analizaron la documentación aportada y establecieron la trazabilidad del dinero procedente de los premios de las apuestas, con lo que localizaron el
destino final del pago de los premios, en diferentes cuentas a nombre de los investigados y empresas administradas por ellos.
Fruto de la actividad fraudulenta, solo en un año fiscal, la red obtuvo unas ganancias netas superiores a los cuatro millones de euros, y
emplearon para ocultar dichas ganancias cuatro sociedades pantallas y 776 cuentas bancarias para la canalización del flujo económico.
En la cúspide de la organización se hallaba
un ciudadano español y su mujer, que tenían
negocios de peluquería y estética y otros relacionados con el sector inmobiliario.
El grueso de los sospechosos eran
'mulas bancarias' que se encargaban de abrir cuentas y hacer transferencias de capital entre las mismas.