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La Puntilla

Día de Andalucía, fiesta o reivindicación

El 28 de febrero debería convertirse en un día de reivindicación, de reclamar lo que pudo haber sido y no fue

Publicado: 22/02/2019 ·
12:29
· Actualizado: 22/02/2019 · 12:29
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Autor

Jesús González Beltrán

Jesús González es doctor en Historia. Catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Cádiz

La Puntilla

La Puntilla es un análisis de la actualidad política, con especial referencia a El Puerto de Santa María

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Dentro de unos días llegará, en su cíclico viaje, el 28 de febrero, el Día de Andalucía. Una fecha en la que se conmemora la celebración del referéndum que inició el proceso de autonomía de nuestro territorio en el año 1980. Han transcurrido 39 años y dicha fecha se ha quedado en un simple día festivo del calendario y, para aquellos que tienen el privilegio de tener un trabajo en esta tierra, en un día no laborable. Izado de bandera, suena el himno, un poco de pan con aceite, una cita de Blas Infante, una copla, un catavino de vino y… hasta el año que viene.

Pero, ¿es en la actualidad el 28 de febrero un día para festejar? En los primeros años, los ochenta del siglo pasado, había motivo para ello. Era la ilusión de un tiempo nuevo en el que se abrían múltiples expectativas, ya que el autogobierno se presentaba como una oportunidad que permitiría el desarrollo de Andalucía, la vuelta de los emigrantes, el fin de las desigualdades seculares. Al día de hoy, ¿qué festejamos? ¿tanto hemos cambiado? Hace 250 años el político ilustrado Olavide indicaba en su informe para una ley de reforma agraria (que nunca se llevó a la práctica) que la mayor parte de la población andaluza la componían trabajadores del campo, jornaleros, que tenían faena algunas temporadas y el resto del año se transmutaban en mendigos que inundaban las ciudades en busca de la caridad ejercida por las instituciones eclesiásticas. Ahora, a comienzos del siglo XXI, todavía son muchos los andaluces que van de un empleo precario a otro, teniendo que recurrir, en muchos casos, a los servicios sociales, o a la solidaridad familiar, para atender sus mínimas necesidades. Algunos reciben con alegría resignada las salvadoras paguitas que ha creado un sistema que mantiene su tradicional carácter benéfico.

El 28 de febrero debería convertirse en un día de reivindicación, de reclamar lo que pudo haber sido y no fue. De protestar por la situación de una Andalucía que permanece en la cola de indicadores como educación, inversiones y empleo. Día para exigir políticas e iniciativas que nos den un mínimo de esperanza para ese incierto futuro.

Lo que hoy tenemos los andaluces es fruto de la gestión y de las decisiones tomadas al frente del gobierno andaluz por el PSOE. Este partido es el causante, y no otros, de la desilusión. El PSOE se hizo con el control de la Junta de Andalucía cuando en las calles se manifestaban más de dos millones de andaluces pidiendo el prometedor autogobierno. Tras 36 años, los socialistas salen del gobierno andaluz dejando 400.000 andaluces votando a una opción política que aboga por suprimir el Estado de las Autonomías.

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