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La Puntilla

Defender Andalucía

Los andaluces no son vagos, pero, tras 40 años de gobiernos socialistas, seguimos teniendo una de las tasas de paro más altas de España

Publicado: 30/11/2018 ·
11:13
· Actualizado: 30/11/2018 · 11:13
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Autor

Jesús González Beltrán

Jesús González es doctor en Historia. Catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Cádiz

La Puntilla

La Puntilla es un análisis de la actualidad política, con especial referencia a El Puerto de Santa María

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En esta campaña electoral, como en otras anteriores, el PSOE ha diseñado una estrategia basada en dos premisas. La primera, que Andalucía ha alcanzado, gracias a su gestión al frente de la Junta, unas excepcionales cotas de desarrollo, que otra distinta opción política pondría en peligro. La segunda, que, ante cualquier ataque externo a Andalucía, generalmente fruto de los excesos verbales de algunos bocazas, el PSOE es la única defensa con garantía.

Es cierto que cada cierto tiempo suele saltar algún exabrupto, generalmente en boca de un político foráneo de Andalucía, que incidiendo en los más groseros e infundados tópicos descalifica a Andalucía o a los andaluces. Incultos, vagos, conformistas, juerguistas, fanáticos, son los epítetos más comunes y recurrentes que se nos dedican en dichos ataques. Por supuesto que ni uno más, y menos de políticos que solo buscan un rédito electoral en su correspondiente comunidad. Pero que el PSOE se presente como defensor, como baluarte de la dignidad andaluza, no deja de ser un contrasentido, máxime si se tiene en cuenta que por su ineficaz gestión se potencia esa imagen deformada de Andalucía.

Los andaluces no son incultos, pero, tras 40 años de gobiernos socialista, nos encontramos a la cola en resultados educativos, tal como lo confirma el informe PISA y las cifras escandalosas de fracaso escolar. Los andaluces no son vagos, pero, tras 40 años de gobiernos socialistas, seguimos teniendo una de las tasas de paro más altas de España, que además se disparan si las circunscribimos al paro juvenil. No es que no se quiera trabajar, es que no hay trabajo. Los andaluces no son conformistas, pero tras 40 años de gobiernos socialistas, sigue primando la política de la subvención y la paguita sobre la creación de riqueza y la expansión de un verdadero tejido productivo basado en la manufacturación de nuestras abundantes materias primas. No es conformismo, es que a falta de pan buenas son tortas.

Por ello, cuando se vitupera a los andaluces, nuestra forma de ser, nuestra forma de entender la vida, el PSOE no es la defensa. Nunca debería asumir como propia la identidad andaluza y rasgarse las vestiduras ante las ofensas. Más bien debería hacer autocrítica –creo que mucho estoy pidiendo-, tener un poco de humildad –creo que de nuevo estoy pidiendo demasiado- y pedir disculpas, los primeros, a todos los andaluces.

Si no lo hacen y el próximo 2 de diciembre vuelven a ganar las elecciones, ya sabremos que al menos en una cosa son expertos: en vender un producto para luego entregarte otro.

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