"Por la noche nos cambiamos el uniforme y nos ponemos el de la escuela de familia"

Publicado: 19/03/2021
José Alberto e Irene, un matrimonio de docentes jerezanos con cuatro hijos, ponen en marcha la Escuela de Familia García
Nunca antes unas circunstancias tan extremas como en las que estábamos inmersos hace un año, cuando el país entero vivía confinado, puso tan a prueba la conciliación familiar y  laboral y la propia convivencia en casa las 24 horas del día. Desde mediados de marzo y hasta junio, el salón de casa hizo lo mismo de despacho que de aula, mientras los padres se las ingeniaban como podían para sacar adelante su trabajo y para que sus hijos superasen ese segundo y tercer trimestre tan enrarecido sin pisar el colegio.

“Fue un descontrol grande para las familias porque además fue todo muy rápido. No estamos acostumbrados a funcionar a ese ritmo. Descolocó mucho a las familias y se asomaron muchos problemas al confinamiento”, reconoce  José Alberto García, creador junto con su esposa, Irene Romero, de la Escuela Familia García (www.escueladefamiliagarcía.com), y padres de cuatro hijos. Para este matrimonio dedicado a la docencia desde hace años el confinamiento sirvió para empezar a culminar su escuela de familia, el proyecto que llevaban tiempo “rumiando” y que empezaron a dar forma durante la pandemia con amigos y familiares.

Irene ejerce de maestra en un colegio y José Alberto también es trabajador social y desarrolla esta labor en un centro de protección de menores. A los dos les apasiona la educación, y en esos meses de encierro después de terminar las clases por la mañana, Irene realizaba juegos para trabajar la psicomotricidad y la memoria con los niños a través de Zoom, proponiéndoles a sus padres rutinas para hacer más llevadera la jornada.

“Usamos el confinamiento en positivo para trabajar con los hijos en casa”, explica José Alberto. Aún no lo sabían, pero estaban poniendo los cimientos de esta escuela tan particular, que echó a andar en septiembre, y en el que participan diez familias. Aunque empezaron de forma presencial, como la situación volvió a complicarse en el primer trimestre, decidieron  reinventarse y hacerlo de forma telemática, una fórmula que al final ha resultado un acierto a la hora de dar flexibilidad tanto a las familias como al propio matrimonio para adaptarse a sus horarios, independientemente de que su jornada laboral se retome una vez que acuestan a sus cuatro hijos. Lejos de pesarle, están encantados.

 

Diez familias

“El tiempo se lo robamos al sueño”, responden cuándo se les pregunta cómo se organizan. “A las nueve de la noche nos cambiamos el uniforme y nos ponemos el de la escuela de familia. Nos apasiona el tema de la educación y las familias están respondiendo muy bien”, reconoce. La clave, afirma, está en organizarse bien y no querer abarcar demasiado, de ahí que hayan limitado el cupo a diez familias.

Para el curso que viene volverán a abrir el periodo de inscripción, para el que han fijado precios muy económicos, teniendo en cuenta que ofrecen acompañamiento a las familias (vía online), según la necesidad, además de una charla mensual (vía Zoom) y una o dos asesorías mensuales. Además, regularmente les van subiendo contenidos a su perfil de instagram y facebook.

 En cuanto al perfil de los demandantes, se trata de personas “muy comprometidas con la educación, que quieren mejorar su día a día con sus hijos” a la hora de organizarse para conjugar la vida laboral y familiar, trabajar los cuatro hábitos (sueño, alimentación, higiene y orden), marcándole una serie de pautas y estrategias para que el tiempo que pasen con sus hijos sea de la mejor calidad posible.

 

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