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Jerez

Ni un punto de más ni una coma de menos

La Feria se acabó por este año. Una gran Feria. La mejor. La de siempre, pero distinta

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  • Imagen del Real este sábado de feria -

E l autobús ha tardado mucho tiempo en venir;Y qué. ¿No tienes todo el tiempo del mundo para pasear por el real, para tomar rebujito o un combinado, comer, bailar, ir de caseta en caseta? ¿Qué prisas tienes? Relájate y disfruta, como disfrutaba la familia llegada desde Murcia, la hija era periodista de La Verdad, que gozaban en la caseta de la Casa de Extremadura como pocas. Daban buena cuenta de un plato de pescado y estaban encantados con Jerez, con su feria, con sus sevillanas y con sus bulerías. “Yo bailo de todo, me gusta todo” decía la madre de familia. Y si no tienes ganas de regocijarte no vayas a una feria donde te puede encontrar a una cubana que vive en Miami y que “he venido a escuchar y a bailar bulerías y al final estoy bailando salsa”. La salsa al ritmo de Tony Martínez en la caseta de La Redención en la noche del viernes, una vez que, enfrente, uno había disfrutado con el cante de José Méndez en Los Cernícalos y, sobre todo, con la amistad y el cante, en el rincón, salido del alma y del corazón de Antonio Benítez Manosalbas al que hay que hacer hijo adoptivo de Jerez coincidiendo con el cincuenta aniversario de la fundación de la entidad plazuelera. Hay tiempo para todo en una feria de siete días no intensos, sino algo más, de siete días donde te transformas, donde tu estado de ánimo es diferente, donde te evades de las preocupaciones, que ya el lunes tendrás ocasión de irte por la calle de al lado si ves de frente al sastre, donde pareces que vives otra vida paralela a la auténtica. Por eso, cuando algunos insisten en poner pegas y más pegas, en criticar lo que no se puede criticar solo hay que decirle que la feria es feria y que a la de Jerez no hay que ponerle ni un punto de menos ni hay que restarle una coma de más. Está en el enclave ideal, no hay otro más bonito en las ferias de nuestra Andalucía, tiene las medidas oportunas, ya no hay que llevarla más allá ni hay que restarle metros cuadrados. Tiene las medidas lógicas y apropiadas para que no se colapse como se colapsaba antes de la ampliación y también para que no pierda ese ambiente del callejeo que tanto gusta. La iluminación siempre es una gozada. Podía ser mejor y también peor. Es la que tiene que tener y si no que le pregunten a las miles de personas que se han hecho fotos con los paseos iluminados por miles de bombillas. La Feria se acabó por este año. Una gran Feria. La mejor. La de siempre, pero distinta. 

 

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