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La blasfemia es delito en España

A  mí me gustaría que la Asociación Española de Abogados Católicos arremetiera contra grandes blasfemias como la de que Franco fuera bajo palio

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En España tenemos un dicho muy popular que dice: el que tuvo, retuvo. En el tema religioso a España este refrán le va como anillo al dedo. No en vano vivimos cerca de cuatrocientos años de inquisición, condición de estado católico, constituciones que declaraban España un país católico y cuarenta años de franquismo. Aquí poner tu cara en la de un Cristo y subirla a Instagram  supone una acusación de blasfemia y pagar una multa dando gracias porque no vas a prisión. Nuestro código penal en los artículos 523, 524 y 525 recoge los delitos de escarnio, profanación y blasfemia. Lo que nos hace sentir que fue ayer cuando en nuestras plazas se quemaba a nuestros vecinos o andaba Galileo arrepintiéndose. Llamar a lo que tenemos democracia, cuando la libertad de expresión la recorta la religión, da lugar a una paradoja que se solventa en un toma y daca entre código y jueces. Así por un lado se te acusa de blasfemo y por otro el juez o la jueza intenta justificar que no hubo intención ofensiva para que no vayas a la cárcel. Hechos que no pueden ocultar que la España confesional subsiste, porque existe la tipificación del delito y  las acusaciones. Hacer un chiste con el Valle de los Caídos es exponerte a que la Asociación para la defensa del Valle de los Caídos te denuncie por blasfemo.

Sin embargo nos echamos las manos a la cabeza cuando atentaron en París contra el diario satírico Charlie Hebdo, no sólo porque la violencia nunca tiene justificación, sino porque el meterse con Mahoma a la mayoría de españoles le parecía que era cuestión de libertad de expresión. Libertad de expresión si la burla va contra los musulmanes pero si va contra el catolicismo aquí enseguida se recurre al artículo 525 y se te acusa de blasfemia. El respeto que se reclama para el catolicismo no parece extenderse a las otras religiones. Hace tan poco tiempo que disfrutamos de democracia que aún no la hemos entendido, sobre todo en el tema de la libertad de expresión, ahí tenemos la Ley Mordaza para atestiguarlo. En vez de avanzar, reculamos, olemos a rancio y a contradicción.

Fíjate que a  mí me gustaría que la Asociación Española de Abogados Católicos arremetiera contra grandes blasfemias como la de que Franco fuera bajo palio. Sería una ilusión hecha realidad, lástima que anden tan ocupados, desde aquí los animo.

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