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“¡Ay Dios mío!, ¿por qué nos haces esto?¡Qué desgracia más grande!”

Los momentos de dolor e impotencia se sucedieron a la llegada de familiares a la vivienda siniestrada de La Marquesa

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  • La zona del incendio -

Los momentos de dolor y de impotencia se sucedieron durante todo el día a las puertas del número 18 de la calle Afanas que custodiaba la Policía Nacional con la llegada de familiares. Al mediodía, dos sobrinas mayores del matrimonio fallecido aparecían apresuradas y sin poder dar crédito. “Son mis tíos. ¡Ay Dios Mío!, ¿por qué nos haces esto, Dios?¡Ay,qué desgracia más grande!”, se lamentaban sin casi poderse mantenerse en pie al tiempo que buscaban una explicación a la tragedia.

En esta calle residencial, en el barrio..en toda la ciudad.. nadie hablaba de otra cosa. “Qué lastima por Dios en unos días tan señalados. Es para que se olviden de esta casa”, comentaba un grupo de vecinas desde la acera de enfrente del inmueble siniestrado. Algunos residentes reconocían que se estaban enterando sobre la marcha, otros que lo habían oído en las noticias, ya que pese a lo aparatoso del fuego, no fueron muchos los que oyeron la llegada de los bomberos. “No venían con sirenas, imagino porque al ser de madrugada apenas había tráfico y lo que sí había era muchas luces, y en la calle habríamos como mucho 15 personas”, señala un vecino de una unifamiliar próxima a los hechos al  que despertó su mujer “sobresaltada”. “Escuchó los gritos y me llamó; lo primero que pensamos es que era un accidente; luego vimos las llamas que llegaban hasta arriba y bajamos corriendo; fue muy rápido”. En otras casas, como relata Pepi Morales, fue un “fuerte estruendo” lo que les alertó de que algo no iba bien. “Fue como si explotara algo, oímos muchos gritos y fue entonces cuando vimos unas llamas horrorosas. Ha sido todo muy fuerte”.


Pese a que intentaron “ayudar” como pudieron, echando agua con una manguera al patio en llamas mientras no llegaban los bomberos, no fue suficiente. “Uno de los vecinos quiso abrir la puerta, pero se quemaba, no se podía entrar. Era imposible”, apuntaba otro propietario, que aseguraba que habían sido los vecinos quienes habían ayudado al hijo mayor del matrimonio para que saltara el patio trasero con una escalera tras abrir las rejas de la ventana de su habitación. “Estaba negro por el humo y sin camiseta, y se echaba las manos a la cabeza”, explicaban estos testigos. El joven salió por su propio pie “gritando y preguntando por su familia” y rápidamente fue atendido por los sanitarios. 


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