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“Hay una falsa sensación de haber logrado la igualdad, y no es así”

“Además del hogar y la familia, ahora se le exige que esté perfecta, que vaya al gimnasio, que sea una superwoman” | “Vemos situaciones que se dan por normalizadas, por formar parte del día a día, cuando no deben estarlo”

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Este martes 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, que es una de las fechas significativas marcadas en el calendario con el objetivo de hacer justicia al papel que desempeña la mujer en la vida real. De esa vida real conversamos con la diputada provincial de Igualdad y Bienestar Social, Isabel Armario, a la que preocupa el “falso concepto” de igualdad que se está instalando en la opinión pública, mientras reivindica la necesidad de seguir dando pasos hacia adelante “entre todos”.

Repasando los objetivos de este 8 de marzo me ha dado la sensación de estar leyendo un informe sobre la situación de la mujer en el siglo pasado. Es decir, cuando uno pensaba que habíamos superado algunas situaciones se encuentra con que todavía es necesaria “la participación de la mujer en el ámbito social”. ¿Cómo es posible que aún haya que reivindicar ese papel de la mujer?
—Parece que hemos retrocedido a tiempos muy pasados con respecto al papel de la mujer en la vida actual. Es cierto que a veces cuando hablamos del techo de cristal es verdad. Tenemos una falsa sensación de que hemos conseguido los objetivos en igualdad y que la mujer está presente en la vida política, social, laboral, pero no es así. Además eso está calando entre la gente joven, por su falso concepto de lo que es la igualdad, y hay que seguir ahondando por parte de quienes tenemos encomendada la tarea, que es la sociedad y las propias administraciones, con leyes muy necesarias, pero también a través de la concienciación y de la educación, que es la que debe generarnos una inercia que nos permita que incluso que las leyes ni siquiera hagan falta. La igualdad real no tiene que ser una cuestión de competencias, sino que es competencias de todos y todas. No podemos retroceder más, sino siempre vigilantes para seguir avanzando en la igualdad.

En su recorrido por la provincia de Cádiz, ¿se ha encontrado con alguna situación preocupante, con casos en los que también se pregunte cómo es posible que esto siga ocurriendo?
Lo vemos día a día. El contacto directo con las asociaciones, con la gente a nivel individual, con las concejalas que llevan este área, te permiten hacer un trabajo de campo y conocer la realidad y ver las situaciones que se viven. Y se dan situaciones de violencia de género absolutamente dramáticas, pero vemos también situaciones que se dan por normalizadas, por formar parte del día a día, cuando no lo son: hay más mujeres que hombres en paro, que deben afrontar situaciones verdaderamente complicadas, mujeres que trabajan, pero que deben trabajar el doble para ganar lo mismo que un hombre, situaciones de acoso, de relegar a la mujer a un segundo plano... El diagnóstico es bastante preocupante y las medidas que hay que tomar de forma urgente.

En la lucha por hacer frente a la desigualdad hay dos ámbitos fundamentales, el social y el laboral. Con respecto a este último se habla mucho en estos momentos de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Se habla de una diferencia de hasta 3.800 euros de media que, en el caso de la provincia se eleva a los 5.309 euros. ¿A quién hay que dirigir esa reivindicación: a las empresas, a los legisladores, para que no sean tan permisivos, pese a que ya hay leyes que persiguen que no se den este tipo de situaciones?
Todos estamos implicados a la hora de avanzar en igualdad. Hay gente que piensa que hablar de la igualdad es un discurso fácil, y no es así, y lo ponen en evidencia las cifras. ¿Por qué un hombre tiene que cobrar un sueldo mayor que una mujer haciendo el mismo trabajo? Es que es inconcebible. A través de las leyes hay que normalizar esas situaciones que no se han conseguido a través de la concienciación durante todos estos años. Las empresas tienen que ser conscientes de que esa situación no puede darse. Y las instituciones no pueden dejar a la buena voluntad de las empresas esa labor, hay que indicarles el camino de sociedad que queremos. La buena fe está ahí, pero no todo el mundo la tiene.

Y no sólo hablamos de brecha salarial, sino incluso de tasa de paro, que siempre es superior entre las mujeres que entre los hombres, ¿están desarrollando algún tipo de iniciativa a favor del empleo femenino o, mejor aún, a favor de las mujeres emprendedoras?
Cuando llegamos a la Diputación nos encontramos con que la mayor demanda que se recibía de las mujeres estaba relacionada con materias de formación, de empleo y de empoderamiento, y en eso estamos trabajando. Este viernes, por ejemplo, se ha celebrado un foro de mujeres empresarias, que son necesarios para que las mujeres sepan de qué recursos pueden disponer para emprender y tener autonomía y desarrollar la labor que quieren. También nos hemos reunido con la federación de mujeres cooperativistas para colaborar con ellas, porque nos demandan nuestra implicación, información, qué camino pueden tomar, y estamos reuniéndonos con estos colectivos, pero también con ayuntamientos y entidades que tienen que decir cosas al respecto, coordinándonos asimismo con la diputada de Empleo para desarrollar iniciativas como cursos de formación para mujeres, sobre todo en municipios pequeños, que son los que necesitan un mayor refuerzo.

No es la única cuestión vinculada al ámbito del trabajo. Está asimismo el tema de la conciliación laboral, o incluso los casos cada vez más recientes de mujeres que retrasan el dar a luz por temor a perder su puesto de trabajo. ¿Qué más pasos cree que hay que dar en este sentido a la hora de garantizar la seguridad laboral de la mujer?
Hay mucho por hacer. Hay leyes que intentan amparar a la mujer en ese sentido, pero la conciliación es bastante difícil. La mujer, es verdad, retrasa cada vez más la edad para ser madre, sin olvidar que también es libre de decidir cuándo ser madre o si no quiere serlo. Pero si quiere serlo, es cierto que hay que brindarle todas las oportunidades para que así sea, porque tenemos que cuidar del trabajo, de la familia y del futuro que tenemos como país. La natalidad hay que fomentarla y darle a la mujer y al hombre la libertad de ser madre y padre, y de conciliar, porque al fin y al cabo ser madre no es sólo cuestión de la mujer, sino que también el padre tiene que aportar. La conciliación está regulada pero es insuficiente.

Y por supuesto está la lacra de la violencia machista. Este año estamos viviendo un repunte más que doloroso en los casos de mujeres asesinadas a manos de sus maridos o parejas. ¿Qué se está haciendo mal dentro de los esfuerzos que se realizan a diario con campañas, mensajes, iniciativas legislativas?
La verdad es que sorprende, porque a nivel legislativo la Ley de Violencia de Género supuso un revulsivo y sacó a la luz pública lo que hasta hace unos años se entendía como una cuestión doméstica, que no tenía por qué saberlo nadie y que se quedaba dentro del ámbito familiar. Hemos avanzado en el ámbito legislativo, pero hay que potenciar ese tipo de leyes. Ya desde la Junta los planes de igualdad trabajarán en ese sentido. Pero también hace falta presupuesto. Con la ley sólo no es suficiente, ya que tratan casos que ya se han producido y son extremos, pero antes hay que hacer un trabajo previo para que no haya que hacer uso de la ley, y eso se llama educación y se llama concienciación, a través de campañas de sensibilización y a través de llegar a la ciudadanía con ese mensaje de que no se puede tolerar la violencia de género- Y educación a través de los colegios, ya sea a través de asignaturas como Educación para la Ciudadanía o a través de medidas aparejadas, pero encaminadas a cambiar la conciencia de los niños y niñas de hoy, que serán hombres y mujeres del mañana. A nivel presupuestario también hemos fallado, porque no ha habido recursos suficientes para todas las campañas de concienciación, para las casas de atención a la mujer, ha habido un intento de desmontar los recursos con la ley de administración local, y eso es dar pasos atrás. La crisis no es una excusa para que no se trabaje en estos aspectos.

Hay un fenómeno, por llamarlo de alguna forma, que a mí me entristece especialmente. Son los casos de violencia machista entre parejas adolescentes. La última cifra que se dio era escandalosa. ¿Qué es lo que está fallando, el ámbito educativo o el propio ámbito familiar? O peor aún, ¿cómo es posible que lleguemos a esta situación cuando más información y más concienciación hay en torno a la violencia machista?
La sociedad en la que vivimos, la vorágine, arrastra a nuestros jóvenes a un discurso de falsa realidad y de falsa igualdad. Vivimos en un mundo mediatizado, donde la distorsión de los mensajes están al orden del día, donde las redes sociales ocupan el 90% de nuestro tiempo, y los mensajes que se lanzan pueden ser confusos para los jóvenes. También a nivel de televisión hay una serie de programas que no son el mejor ejemplo para nuestros jóvenes, y vivimos rodeados de mensajes que lanzan la visión de una mujer objeto, que se puede utilizar, y eso no se puede consentir. Esos mensajes hay que contrarrestarlos con otros a través de la educación, porque se está cayendo de nuevo en falsos estereotipos, e incluso se está malentendiendo la nueva masculinidad. Ya no es sólo el mundo de algunos programas de televisión, sino incluso la música, con canciones de letras machistas que nuestros jóvenes escuchan diariamente... Son letras horripilantes, porque tratan a la mujer como mero objeto e incluso tienden algunas veces a la violencia. Es una forma de entender la igualdad totalmente equivocada. Esos mensajes hay que contrarrestarlos. No puede ser así, la sociedad tiene que cambiar y no tratar a la mujer de esa forma. Y es cierto, a mí también me preocupa la situación entre los jóvenes. ¿Por qué siguen con ese mensaje machista si son jóvenes? Los tiempos han cambiado, los mensajes también y a veces les bombardean con mensajes nada productivos. Estamos ante un neomachismo que vincula a la mujer a un papel que no sólo la circunscribe al ámbito del hogar, la familia, llevarlo todo para adelante, sino estar perfecta, ir al gimnasio y convertirse en una especie de superwoman, y convertirse en eso, porque te lo exige el hombre y te lo exige la sociedad, también es una forma de machismo, porque donde la mujer parece que está empoderada, está esclavizada.

Esta semana han mantenido un encuentro de coordinación con responsables de las áreas de igualdad de los ayuntamientos de la provincia. Entiendo que habrá situaciones comunes, pero también casos que requieran replantearse algunas políticas, ¿cuál es la realidad que les han trasladado y qué casos le han llamado la atención?
Principalmente la precariedad que se encuentran y las situaciones desesperadas de muchas mujeres. Este encuentro ha servido para intentar trabajar en red, porque la igualdad es competencia de todos. La precariedad, por ejemplo, está en el día a día de muchas mujeres, ya sea porque no tienen trabajo, o si lo tienen no llegan a final de mes porque están en desigualdad, y en la falta de recursos y de información que tienen. Desde Diputación apoyamos a los municipios en ese sentido, con el Plan Estratégico de Igualdad, para que los recursos lleguen a mujeres en este tipo de situación.

¿Sigue habiendo diferencias o descompensaciones en los avances en materia de igualdad en función de las zonas de la provincia o del tamaño de las ciudades?
Se pretende que no sea así, por eso el papel fundamental de la Diputación, y que aquellos pueblos que no tienen recursos suficientes, cuenten con nuestro apoyo. Entendemos que no debe haber ciudadanos de primera y de segunda, sino que todos avancemos por igual. Con los pueblos más pequeños trabajamos mano a mano para que las mujeres estén atendidas y lleguen con la misma velocidad que a una ciudad grande. Pero es verdad que somos conscientes de que en la zona rural siempre ha habido una carencia en cuanto a recursos, la información, y no tiene que ser así.

El objetivo pasa por tejer redes entre los diferentes ayuntamiento, pero también como consecuencia de las limitaciones presupuestarias, ¿cuáles son las prioridades a tenor de esa limitación a la que aluden los propios ayuntamientos?
Apostamos por ese trabajo en red, para que todos los recursos de Junta de Andalucía, Diputación y Ayuntamientos se coordinen y se pongan a disposición de la ciudadanía y de las mujeres. Por eso nos reunimos esta semana, para informar a todas las responsables de las áreas municipales de igualdad de los recursos que tienen a su disposición y qué es lo que ofrecemos a los pueblos. Hay que incrementar el presupuesto en cada uno de los municipios para avanzar, y de momento el objetivo es trabajar en red para que tengan acceso a los recursos de los que carecen.

Durante este mes de marzo han puesto en marcha el programa En igualdad avanzamos. Hay un apartado que es el reconocimiento a mujeres de la provincia que han hecho de su lucha por la igualdad casi una forma de vida, ¿qué casos destacaría?
El homenaje es tremendamente merecido y es un gesto en favor de las mujeres que han trabajado por la igualdad en la provincia. El premio trata de reconocer la vida y la lucha de mujeres que han estado trabajando en un mundo de hombres. Hay ámbitos que siempre han estado reservado a los hombres, o donde mayormente ha habido hombres, y queremos reconocer a las mujeres que han intentado que eso no sea así. Por ejemplo, tenemos el caso de un grupo de mujeres estibadoras del puerto de Algeciras, en un mundo siempre de hombres, pero en el que están luchando para que se les reconozca su labor. Igual que éste hay otros muchos ejemplos, como el de mujeres que han sido patronas de barco, y a las que les ha costado el doble porque siempre ha primado el hombre sobre la mujer y hay que visibilizar esa labor realizada.

Creo que en el próximo pleno de Diputación van a aprobar el reglamento de la Comisión Provincial de Igualdad, ¿con qué objetivo nace este nuevo ente?
Su objetivo es que estemos sentados en una misma mesa todos los que tengamos que decir algo sobre igualdad en la provincia. Estarán ayuntamientos, asociaciones, instituciones de todo ámbito, porque lo primero para hablar de igualdad es trazar una hoja de ruta común y estar en permanente contacto para realizar acciones conjuntas. Trabajamos sobre la base de lo que la ciudadanía nos traslada.

Y hablamos de la labor de la Diputación a favor de la igualdad justo en unos días en los que se pone en tela de juicio la existencia de las diputaciones, ¿cómo ve usted el debate desde dentro, ahora que ha tenido tiempo de conocer de cerca el funcionamiento y la utilidad de la Diputación?
Soy una acérrima defensora de las diputaciones, quien quiera eliminarla lo hará desde el desconocimiento. Yo que trabajo desde un área tan sensible, puedo asegurarle la importancia de la labor que realizamos en favor de toda la provincia. Pero además desde todas las áreas, ya que los pueblos más pequeños necesitan de los servicios de la Diputación para su funcionamiento. Aquellos pueblos que han tenido durante años problemas de infraestructuras, todo ha venido de mano de la Diputación. Es una forma de trabajar con ellos y optimizar recursos. La Diputación ha sido parte importante del desarrollo de todas estas poblaciones para que no haya ciudadanos de primera y de segunda en la provincia. Hay competencias además que no pueden ser solo de una administración, sino de forma compartida. Las Diputaciones son imprescindibles. Es verdad que todo es mejorable y hay que refrescar las administraciones, pero no eliminarlas, porque dejarían en la picota a muchos ayuntamientos y ciudadanos que reciben sus servicios.

No sé si es usted cofrade, o si le gusta la Semana Santa, pero la pregunta es inevitable. ¿De verdad cree necesario abrir un debate sobre la igualdad de las mujeres en las hermandades? ¿No cree que hay cuestiones en las que se puede acabar frivolizando sobre un tema tan serio como es el de la igualdad?
La Semana Santa me gusta, la vivo, la disfruto y la respeto. Si me pregunta mi opinión, igualdad es hablar de muchas cosas, es hablar de empoderamiento, de liderazgo, de autogestión de lo que quieren las mujeres, y de la presencia de la mujer en calidad y cantidad en todos los ámbitos de la vida, no sólo en un sector como las cofradías, sino en la vida política, laboral. Efectivamente, entiendo que hay que tratar la igualdad desde ese punto de vista y con la importancia que tiene. Tenemos un techo de cristal y a veces creemos que la igualdad está plenamente conseguida y no es así, pero al hablar de igualdad hay que hacerlo en su plenitud y no circunscribirlo a debates que pueden generar malos entendidos, sino a hablarlo con la importancia que requiere y desde el punto de vista que hay que darle de liderazgo y trabajo conjunto entre las mujeres que es al que queremos llegar entre todas.

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