La huella era un fragmento muy pequeño, de mala calidad y con pocos puntos característicos, pero el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil consiguió en dos horas y en tres búsquedas ponerle nombre y apellidos y contribuir así a reactivar el conocido como "caso del Padre Coraje".
El domingo pasado hubiera prescrito el crimen de Juan Holgado Castro, un joven cosido a puñaladas el 22 de noviembre de 1995 en una gasolinera de la localidad gaditana de Jerez de la Frontera. Desde entonces, su padre, Francisco Holgado, conocido como Padre Coraje, no ha parado de buscar al asesino.
Recorrió más de 600 kilómetros a pie hasta Madrid y consiguió reunirse con distintas autoridades, entre ellas el ministro de Justicia, Rafael Catalá, quien el pasado 20 de octubre informó de que el juzgado encargado del caso había solicitado nuevas pruebas periciales.
La titular del juzgado que lleva el caso ofició a la Guardia Civil para que analizara una huella en un tetrabrick de zumo posiblemente relacionada con el homicidio de Juan, como relata a Efe el comandante Expósito, jefe del departamento de Identificación del Servicio de Criminalística del Instituto Armado.
De este modo, la Guardia Civil pidió la muestra a la Policía Nacional, que es la encargada de la investigación del caso y que la remitió dos días después en soporte digital.
Se trata, ha explicado a Efe el comandante, de una huella de mala calidad, que con las técnicas del Servicio de Criminalística se ha logrado mejorar para localizar los puntos característicos (generalmente doce) que permiten cotejarla con la base de datos.
Los agentes especializados en esta tarea -con más de 25 años de experiencia- hicieron hasta tres búsquedas y en la tercera lograron identificarla y ponerle nombre y apellidos.
Corresponde a un hombre ya fallecido que, según fuentes jurídicas, sería Agustín M.R-B., al parecer un toxicómano que vivía en la barriada de La Constancia, muy cercana a la gasolinera en la que ocurrió el crimen, y que murió hace nueve años.
Su identificación permite reabrir la investigación para comprobar si el fallecido puede ser uno de los autores del crimen.
El comandante Expósito insiste en la poca calidad de la huella a cotejar, sus muchas imperfecciones y el gran número de trabajos de regeneración y reconstrucción que ha habido que hacer.
Una vez realizadas las búsquedas, la base de datos ofrece candidatos y se va cotejando para determinar a quién corresponde. Si no se identifica, "quedaría anónima para futuras búsquedas" que los agentes van realizando de forma habitual.
Porque como explica Expósito, cada cierto tiempo la Guardia Civil realiza búsquedas de los casos que están sin resolver y lo hace con un sistema que data de 1985 y que ha ido mejorando técnicamente, de tal manera que ahora hay más aciertos en las identificaciones.
La Guardia Civil simplemente ha analizado la huella y ha comprobado a quién pertenece, sin entrar en otros detalles de la investigación. Sus resultados han sido remitidos al juzgado.