El tiempo en: Estepona

Jerez

Mamen Sánchez apostará por la implantación de huertos vecinales y urbanos

La candidata socialista destaca los beneficios de esta agricultura comunitaria, aprovechando los espacios abandonados, deteriorados o infrautilizados

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai

La candidata socialista Mamen Sánchez anuncia que, si es alcaldesa, fomentará la implantación de huertos vecinales y urbanos, una iniciativa que ya funciona con notable éxito en otras ciudades.

La idea consiste en apostar por la agricultura en entornos urbanos, a través, por ejemplo, de asociaciones vecinales, impulsando la creación de huertos comunitarios gestionados participativamente, aprovechando los numerosos lugares abandonados, deteriorados o infrautilizados que existen en Jerez, y que se destinarían al autoconsumo. Mamen Sánchez explicó que “se trata de que los vecinos puedan cultivar de forma colectiva o individual productos del campo”. “La apuesta debería ser por una modalidad ecológica, sin uso de plaguicidas ni fertilizantes químicos”.


Los beneficios que traería consigo esta iniciativa serían también otros. La candidata afirma que serviría para “dignificar espacios públicos degradados, como, por ejemplo, solares abandonados, parques deteriorados o zonas entre bloques para convertirlos en espacios de convivencia intercultural e intergeneracional, que de paso contribuirían a la sostenibilidad medioambiental construyendo pequeñas islas verdes”. Señala que precisamente por esa razón no son únicamente espacios de transformación urbana, sino social”, ya que, como sucede en otras ciudades que han puesto en marcha con éxito esta iniciativa, “funcionan con dinámicas asamblearias  que los convierten, además, en pequeñas escuelas de democracia participativa”. Destaca, por tanto, “el carácter didáctico del proyecto”.

Mamen Sánchez concede especial importancia a la función social de este proyecto, vinculando el potencial de cohesión social de los huertos a través, por ejemplo, de actividades educativas, lúdicas y terapéuticas. Apunta asimismo una función cultural: “Porque conviene tener presente que la tradición hortícola forma parte de nuestra cultura popular, nuestro modo de vida y nuestro carácter”.


Considera, además, que pueden ser un maravilloso instrumento didáctico para niños y mayores. “También quiero destacar otros posibles beneficios de estos huertos vecinales urbanos, como la labor de integración de colectivos en riesgo de exclusión social y el trabajo que se podría hacer con personas con diversidad funcional”.

La candidata socialista explica que otras ciudades han puesto en marcha con notable éxito proyectos similares. Señala que casi siempre han surgido de la Administración local, que, como propietaria de los terrenos, es la que mantiene la gestión de los mismos: “Los huertos se plantean como espacios regulados, en los que, mediante programas municipales, se adjudican a los participantes, por un periodo determinado de tiempo, un terreno público”.

“Normalmente” –remarca la propia Mamen Sánchez– “estas cesiones van ligadas a actividades previas de formación”. Así, el control de los terrenos, su acceso y los horarios de trabajo están marcados por los responsables del mencionado programa municipal, aunque “la tendencia en muchos de los ejemplos que tenemos es que sean autosuficientes y los mismos usuarios se encarguen de su gestión”.


Apuntes históricos de los huertos urbanos
Los huertos urbanos cuentan ya con más de un siglo de historia. A lo largo de todo este tiempo, han ido respondiendo a las diferentes necesidades con las que se encontraban los residentes de las ciudades.

Tal como se conocen hoy en día, podríamos situar sus inicios en la ciudad industrial del siglo XIX, cuando aliviaban las condiciones alimentarias de la población más humilde. Los gobiernos y la iglesia proporcionaban terrenos para el cultivo, eran lo que se conocían como “Huertos para pobres”. También las compañías estatales de ferrocarriles en Alemania y Holanda cedieron los terrenos vacantes y el borde de las vías para el cultivo. Gracias a estos huertos, la población proletaria, además de mejorar su alimentación,  podía completar sus ingresos.

Será en la década de los setenta cuando los huertos urbanos resurjan como herramientas de apoyo comunitario y aparecen propuestas innovadoras poniendo en práctica la autogestión, la integración social, la educación ambiental y el desarrollo local. En esta época, la Universidad de Berkeley (California, EE. UU.) desarrolla un proyecto comunitario en unos terrenos abandonados por la Universidad y ocupados por los estudiantes con el proyecto llamado People`s Park.

También en estos años es cuando nace en Nueva York lo que más tarde se conocería como ‘Green Guerrilla’, donde debido a la crisis económica, los activistas comenzaron a ocupar solares y otros terrenos y a cultivarlos. En la actualidad existen 700 huertos comunitarios en los diferentes distritos de la ciudad y se ha creado por todo el país una potente red de Asociación de Huertos Comunitarios.

Actualmente, en Europa los huertos son principalmente de ocio, pero la crisis y las desigualdades sociales hacen que las funciones de los huertos urbanos sean de marcado carácter social, como conseguir alimentos sanos, de calidad, cultivados localmente, que tienden al autoconsumo, con funciones ambientales, urbanísticas, saludables y estéticas. Normalmente pertenecen a los ayuntamientos que los ceden a los vecinos, aunque también hay privados.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN