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Kevin Costner y su relato sobre la conquista del Oeste

A la espera de conocer la obra en su conjunto,‘Horizon’ posee momentos brillantes y renqueantes, y la sensación de funcionar mejor como serie que como filme

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Hasta el estreno de Horizon, Kevin Costner sólo había dirigido tres películas: Bailando con lobos, Mensajero del futuro y Open range. La primera le reportó la gloria, la segunda fue un fracaso absoluto y la tercera le consagró como buen maestro del género: el western, por supuesto, al que regresa veinte años después con Horizon, su propio relato sobre la conquista del Oeste a través de una película dividida en cuatro capítulos, cuya primera entrega depara momentos brillantes con otros renqueantes, pero que, sobre todo, y desde el reconocimiento de un trabajo incompleto, deja la sensación de poder funcionar mejor como serie que como película. 

En este sentido, el arranque de esta saga americana depara sensaciones encontradas, aunque también esperanzadoras, a tenor del avance prometido antes de los créditos finales de cara a la continuación prometida en agosto. Encontradas porque, pese a esos momentos de lucidez que logra transmitir su autor en determinadas secuencias de la película, la estructura narrativa tropieza con la incorporación de las diferentes historias independientes que pretenden dar sensación de conjunto a la obra concebida por Costner, cuyo empeño y voluntad quedan fuera de duda, aunque puede que no tanto el resultado.

Su punto de partida es la colonización del salvaje oeste, lo que sitúa en primer lugar de la acción a los propios colonos y a los indios que habitaban las tierras hacia donde iba a expandirse el gran imperio americano. A ellos se suman el séptimo de caballería y las caravanas guiadas hasta las grandes llanuras, al tiempo que deposita su mirada en las zonas montañosas a las que acudían buscadores de oro, cazafortunas y pistoleros de todo pelaje y condición.


La película, de hecho, funciona muy bien durante la primera hora, potenciada por la extraordinaria recreación del asalto indio a un campamento de colonos, pero la progresiva introducción de historias paralelas, los diálogos insustanciales, el subrayado musical y determinadas e innecesarias situaciones cotidianas, hacen perder consistencia a ese conjunto, por ahora incompleto, pero sobre el que cabe depositar mejores expectativas, animadas por un interesante reparto coral en el que sobresalen Sienna Miller -aunque demasiado bien conjuntada para una viuda desamparada-, Ella Hunt, Sam Worthington, Abbey Lee y el propio Costner.

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