La cineasta Lina Soualem ha reunido la memoria intima de cuatro generaciones de mujeres de su familia palestina para salvar del olvido la memoria colectiva de un pueblo atado a la tragedia del exilio, el desplazamiento forzoso o la ocupación en
"Bye Bye Tiberias", un documental con el que ahora visita el Festival de Cine Africano de Tarifa y Tánger (FCAT).
"Para mí es muy importante usar los archivos que tengo y seguir filmando. Cada vez que filmo un lugar, una persona, una memoria, no sé cuánto tiempo va a seguir existiendo. Siempre hay un riesgo de desaparición. Creo que en el contexto de la historia palestina, que no está reconocida, que no está escrita y que está negada, cada imagen, cada historia es muy importante para capturar y para seguir transmitiendo", explica la cineasta en una entrevista con EFE.
Un tesoro: los vídeos que grabó su padre en su infancia
Lina Soualem ya estuvo en el FCAT en 2001, cuando
ganó el premio del público con "Leur Algerie", sobre el exilio de su familia paterna argelina. Y este año
ha representado a Palestina en los Oscar con "Bye Bye Tiberias", en la que se ha adentrado en la familia de su madre, la actriz palestina Hiam Abbas, que, entre otros papeles ha participado en la serie "Succession", o en películas como "Gaza mon Amour", "Paradise now", "Blade Runner 2049" o "Los limoneros".
A pesar de que sus padres y su madre son actores y cineastas, ella, nacida en París en 1990, no pensó que el cine fuera lo suyo y se licenció en Historia y Ciencias Políticas en La Sorbonne.
Cuenta que, tras sus estudios, trabajó como programadora en el International Human Rights Festival de Buenos Aires y ahí descubrió el género documental,
"Me pareció una forma de contar historias que me permitía combinar mi interés por la historia y las ciencias políticas y las sociedades contemporáneas, especialmente las árabes, a través de un lenguaje que explora la subjetividad, el imaginario", explica.
Y además ha contado con un tesoro, las muchas horas que su padre filmó en su niñez de sus viajes familiares a Argelia y a Deir Hanna, el pueblo de su madre en Galilea, un área bajo el control de Israel en el que hubo un tiempo en el que "decir Palestina estaba prohibido por el ejercito israelí", cuenta en la película.
De niña podía ver esas imágenes "como un 'souvenir'", pero de adulta empezó a sentir que las generaciones de sus abuelos en Palestina y Argelia estaban desapareciendo y que ella tenía la oportunidad para hacer algo para que sus recuerdos íntimos se transformaran en una memoria colectiva.
Cuatro generaciones de mujeres palestinas
Y así, en "Bye Bye Tiberias", con esos archivos familiares, imágenes de archivos históricos y otras filmadas por ella en varios viajes al pueblo de su madre entre 2018 y 2022, ha reconstruido un relato que "viaja del pasado al presente" e hilvana las historias de su bisabuela, que en 1948, al ser expulsada con su familia de su pueblo en Tiberiades, se instaló en Deir Hanna.
También de su abuela y de su madre, que se marchó a París para seguir su sueño de convertirse en actriz. A todas ellas les une, dice en el documental, ser "mujeres que aprendieron a dejarlo todo y empezar de cero".
Lina Soualem, la cuarta generación de esas mujeres, terminó su película en el verano de 2023, y en septiembre empezó en el Festival de Venecia su exitoso recorrido por el mundo, desde Estados Unidos a Canadá. Su película rodaba ya cuando en octubre Hamás cometió los atentados más sangrientos de la historia de Israel, que han desencadenado la guerra en Gaza, en la que ya han muerto más de 35.000 palestinos.
"La película no está vinculada con la actualidad particular. Sabiendo que esa historia de desplazamiento forzado, de destrucción, de desaparición ha sido real desde el 1948, si no antes", indica para apuntar que ahora, con esta guerra, la gente se interesa más por Palestina y por "la fuerte deshumanización" que ha padecido este pueblo.
Pero ella prefiere no hablar del actual conflicto para proteger a su familia palestina y se enfoca en seguir, con su película, inmortalizando historias" de generaciones que están desapareciendo. "Es una manera de permitirles existir, de volver a darles su lugar en la historia, y de seguir conectados a su historia para poder avanzar en el mundo con todo el bagaje que nos permite tener una raíz, aunque vengamos de historia de exilio".
La cineasta, que dice que su cine actúa "como transmisión" de la historia, tiene en mente un nuevo proyecto documental que también rescatará imágenes del archivo de vídeos de su padre y en el que, de nuevo, las memorias íntimas servirán para contar una historia colectiva.