El CD Guadalcacín trabaja muy bien su sección femenina, algo que no es extraño para muchos. Un trabajo que ve sus frutos reflejados, por ejemplo, en el equipo cadete. Las chicas entrenadas por Rubén Sánchez Ruiz se encuentran jugando este año en la Primera Andaluza, una categoría creada en la que están representadas las ocho provincias y clubes de la talla del Sevilla, Málaga, Granada, Córdoba o Almería.
El técnico, también coordinador de cantera del club, comenta que “el inicio liguero está yendo bastante bien, ganamos en casa del Almería y nos visitó el Sporting de Huelva, al que ganamos por 4-0. Fueron dos victorias contra equipos referentes de sus provincias”.
Codearse con estos clubes es un “orgullo y una sensación de disfrute continuo para las niñas y para mí. No todos los días tienes la oportunidad de enfrentarte a estos equipos o visitar esas ciudades deportivas. Se encara desde el prisma del disfrute y con ganas de competir bien. Se ha hecho mucho trabajo y no podemos permitirnos que pase el año sin disfrutarlo. Esto nos está quitando presión y nos están saliendo las cosas bien”.
Evidentemente entre clubes modestos como el Guadalcacín y los grandes clubes andaluces hay diferencias porque “no tenemos los medios de otros clubes, vamos en bus, paramos en áreas de servicio y la comida se la traen las jugadoras en tupper. Eso también crea unión dentro del grupo y nos hace fuertes”.
Aunque haya clubes con más recursos, Rubén destaca que “a la hora de jugar los campos son más o menos de las mismas medidas y dentro del campo no estoy viendo grandes diferencias. Vamos con mucha ilusión y mucha profesionalidad desde el cuerpo técnico, dando a las niñas todas las herramientas posibles. Hay escudos más grandes, pero no los veo funcionar mejor respecto al fútbol. Luego hay otras cosas a nivel económico que no podemos controlar”.
Para el técnico, la clave del fútbol femenino en Guadalcacín está en cuando “esto nace hace unos 8 años. Entro en el club y empiezo en el sénior femenino. Nos unimos un grupo de personas y pensamos hacer algo serio del femenino. Estaba empezando y faltaban jugadoras e infraestrucutra y había que empezar desde la base. Esto fue dando sus frutos y fue mejorando. Creamos una escuelita donde se fueron apuntando muchas niñas. La cantidad de jugadoras hace que hayamos tenido equipos compitiendo en ligas de niños ya que teníamos que hacer un A y un B y no había tantas categorías de niñas. Muchas de nuestras chicas han jugado contra niños y ahora no tienen miedo a nada. Las hemos enfrentado contra todo tipo de cosas. No es solo el cadete, el sénior lleva dos años siendo campeón con equipos que han pasado por toda la cantera. Cuando formas personas en valores y le das la educación que tú quieres es más fácil competir. Somos una familia”.
Además, el peso que está cogiendo el fútbol femenino se ve reflejado en estas categorías: “La palabra que define esto es ‘crecimiento’. Cada año hay más equipos y mas niñas. Cuanto más apoyo hay, más fácil es jugar”.
Ideal de familia
“Tenemos dos generaciones juntas de dos años diferentes, cadetes de primero y cadetes de segundo que alternan el B y el A junto con algunas infantiles. Es un grupo muy bueno. Tienen muchas ganas, mucha ilusión y son muy educadas. Da gusto trabajar con ellas y creen en el cuerpo técnico. Van contigo a muerte. Ahí es donde creo que está la clave. Si alguna flaquea viene otra que la anima. Y todas aprietan. Es un sentimiento de equipo y de familia. Para trabajar con ellas es un grupo excelente. Las conozco desde hace años y las hemos visto crecer y seguir creciendo”.