Fijar la fecha de la rebusca para el primero de marzo es tanto como decir que se suprime con la poca cosecha que hay
Fechar esta campaña la rebusca de la aceituna a partir del mes de marzo es tanto como suprimirla. El subdelegado del Gobierno, Juan Lillo, anunció ayer las medidas de seguridad del dispositivo que se pondrá en marcha para la campaña olivarera de este año en la provincia y de paso, fijó, el primero de marzo como fecha de inicio de una actividad de la que dependen desgraciadamente muchas familias y algunas más, si tenemos en cuenta que la campaña será un sesenta por ciento menor que la anterior. Existen zonas en las que ya se está recogiendo el fruto y las previsiones hablan de que antes de Navidad la inmensa mayoría de la cosecha podría estar recogida. Bien es cierto que la Subdelegación habló también ayer de flexibilidad para adelantar la fecha, pero, de entrada, se fía muy largo a sabiendas de que no habrá campaña hasta final del invierno. Mientras tanto, las cifras hechas públicas hace apenas un mes sobre el empleo sumergido de la pasada cosecha, que también alcanzó el 60 por ciento, han provocado que el Gobierno central intente poner freno al fraude para lo que realizará controles aleatorios en las cooperativas con el fin de comparar los kilos que llevan los olivareros y los jornales que han declarado en Hacienda. No hubiera estado mal en la campaña histórica del año pasado haber puesto el mismo celo que se pretende este año.