Los gobiernos hacen y deshacen a su antojo pero tampoco contamos con una sociedad civil capaz de movilizarse para no ponérselo fácil
Nuevamente se debate hoy en el Senado sobre la situación del ferrocarril en Jaén y lo primero que llama la atención es la facilidad que tienen los políticos que están o han pasado por el gobierno, con hacernos comulgar con ruedas de molino, claro que esto ocurre a sabiendas de que la indolencia de Jaén les va a seguir perdonando de por vida porque si miramos la trayectoria de los poderes ejecutivos para con Jaén es de aceptación y resignación ante el nulo compromiso de su clase polítca, pues si los jienenses hubieran actuado de otra manera, exigiendo compromisos y castigando a quienes no los asumieran, otra sería la situación. Hoy nos hacen volver a la pésima situación del ferrocarril para lamentar a voz en grito que pequeñas conquistas que costaron muchos años se acaben por la llegada de los recortes a servicios esenciales con el afán economicista que quiere impregnarlo todo y que a territorios como el nuestro lo castiga sin paliativos. Es lo que ha ocurrido con el tren de Jaén a Cádiz, que vuelve a la línea convencional y a cinco horas en el trayecto, decisión unilateral del Ministerio de Fomento sin que se escuche una voz más alta que otra, en una posición de políticos y agentes sociales que explica sin necesidad de más palabras la agotadora pasividad. Por eso la vuelta al Senado del debate nos parece otro brindis al sol y la evidencia absoluta de que las políticas de los gobiernos hacen y deshacen a su antojo pero que tampoco contamos con una sociedad civil capaz de movilizarse en tiempo y forma para no ponérselo fácil a los maltratadores de Jaén.