El Consejo de Ministros aprobó este martes los Presupuestos Generales de Estado para 2018. Sí, ahora, aunque habrá que ver si, finalmente, consigue los apoyos necesarios. Ahora, porque Rajoy y los suyos han estado demasiado ocupados con el proceso catalán durante los últimos meses.
Este debate llega con seis meses de retraso, y a día de hoy, sin la seguridad de que se podrán aprobar, a pesar de ser unos presupuestos pre-electorales, y por tanto, a primera vista, prometedores. Recogen, entre otros aspectos medidas como una subida superior al IPC para las pensiones mínimas, de viudedad y de cuantías bajas; y proponen una bajada del IRPF para quienes ingresan menos de 18 mil euros. Ah, y una subida salarial para los funcionarios. Lo dicho son unos presupuestos típicos de estar en puertas de una cita con las urnas, con la excepción de que el Gobierno necesita lograr el apoyo suficiente para sacarlos adelante, ¿o busca culpables por si no salen, ganar la partida?
Ahora vendrán los históricos y manidos debates de octubre y noviembre de otros años, en los que leíamos frases típicas como “estos son los presupuestos de la salida de crisis”, “presentamos la mayor inversión…”, “son los presupuestos de la reactivación de la economía” por parte del ejecutivo o ideas como “echamos de menos en las cuentas”, “falta por incluir”, “enmienda a la totalidad “(sin ni siquiera debatir o estudiar el presupuesto), “el gobierno miente con esas cifras”, “hay una previsión falsa de ingresos”, etc. Los partidos tirarán ahora de plantillas y los argumentarios.
Siempre he pensado que ni todo puede estar perfecto ni tan mal. Debe haber un término medio. Pero para eso hace falta diálogo, y voluntad política. Pero es lógico que haya diferencias, no todos los partidos son iguales, ni tienen los mismos proyectos ni los mismos intereses. Sin embargo, lo que percibe la ciudadanía es una guerra de cifras, un “y tú más” o “y tú menos”, sin apenas alternativas, sin unos presupuestos alternativos.
Ya lo decía Churchil “la democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás” Pero los demás, no son solo los tuyos y, como mucho, los hermanos gemelos.
