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Granada

El belén de Alhama de Granada, 400 metros de arte para atraer turismo

Es uno de los más grandes del país y un reclamo turístico que recrea el municipio, pero también zonas emblemáticas como el Sacromonte

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Belén de Alhama de Granada.

Belén de Alhama de Granada.

Belén de Alhama de Granada.

Belén de Alhama de Granada.

Belén de Alhama de Granada.

Belén de Alhama de Granada.

Belén de Alhama de Granada.

Más de tres meses de trabajo, 16 camiones de mudanza, unas 2.500 miniaturas y medio millar de figuras dan vida a los setenta metros lineales del belén de Alhama de Granada, uno de los más grandes del país y un reclamo turístico que recrea el municipio, pero también zonas emblemáticas como el Sacromonte.

Dicen que la fe mueve montañas y de eso sabe mucho el sacerdote de la Iglesia del Carmen de Alhama de Granada, Víctor Manuel Valero, que con esa fe y camiones de mudanza se ha encargado de dar vida a uno de los belenes más grandes del país.

El párroco comenzó a recrear los espacios de los pueblos en los que trabaja y a convertirlos en parte de su belén monumental hace catorce años, tiempo en el que ha tenido que mudarse para ampliar el espacio.

"Este año hemos vuelto a cambiar a un bajo que nos ofreció el año pasado un vecino que vino al ayuntamiento a ver el belén, un espacio más grande", ha explicado a EFE Valero, que cada año cuenta con un equipo de media docena de expertos para crear su obra, considerado uno de los belenes monumentales más grandes del país.

El arte belenístico del párroco, que plasma espacios emblemáticos de los pueblos en los que trabaja pero también otros como el Sacromonte, se ha convertido en un reclamo turístico para este municipio del Poniente granadino.

El cura y otras siete personas comenzaron a trabajar el 1 de septiembre para acomodar un espacio de tres alturas al que han puesto "mucha ingeniería", pero también unos 1.500 kilos de tierra, horas de paciencia y artesanía y mucho amor.

"Invitamos ahora a todo el mundo a ser un pastor más del belén, a disfrutarlo y recorrer de otra manera el Sacromonte, la Iglesia de la Encarnación o el Paseo de los Tristes", ha añadido el impulsor de este belén monumental que, por primera vez, pedirá un euro por visita para cubrir el dinero que él mismo invierte en el montaje.

El equipo capitaneado por el párroco ha dado forma a este espectáculo que ocupa más de 400 metros cuadrados, setenta metros lineales en diferentes alturas y perspectivas, para recrear las principales escenas bíblicas, desde Nazaret y Jerusalén al desierto o Belén.

"Hay partes del belén que hay que cambiar todos los años porque se hacen adaptadas al espacio y, al desmontarlo, no podemos conservarlas", ha detallado Valero, que reconoce que entre sus pasiones está dar vida a este reclamo turístico que podrá visitarse hasta el 15 de enero.

El cantaor Iván Centenillo se ha sumado a la inauguración de esta propuesta "porque somos amigos", ha añadido el párroco, que barniza con pasión y dedicación el montaje de este belén repleto de detalles.

Las escenas bíblicas, construidas con cerca de medio millar de figuras y unas 2.500 miniaturas, estrena por primera vez una docena de piezas con movimiento que se intercalan entre un centenar de edificios que permiten recrear los pueblos en los que Valero es sacerdote.

Visitar este belén sirve para recorrer Arenas del Rey, Santa Cruz del Comercio y Játar y ver los cortijos de Alhama, su convento con las monjas preparando mantecados y las casas de los vecinos, el antiguo mercado o el convento de San Diego.

Sumergirse en este belén permite disfrutar del patrimonial barrio del Sacromonte, "cruzar una puerta y parecer un pastor más", con una recreación de la Abadía realizada ladrillo a ladrillo con la misma paciencia empleada en diseñar las cuevas de este barrio.

Jerusalén se vuelve granadina en la propuesta de Valero, que permite recorrer espacios de este capital como las iglesias de San Pedro y San Pablo encajadas en la Acera del Darro hasta alcanzar Plaza Nueva, que ya luce como un desierto.

Un año más, Valero predica con mimo, figuritas y arte y confía en que su propuesta belenística sea un revulsivo económico y de fe. 

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