A mí, más que sorprenderme, me escandaliza la decisión del Gobierno, avalada por el PP, y que a lo más que están dispuestos a llegar es que en algún momento se lleguen a conocer los beneficiarios de nuestro dinero. Sí, digo nuestro dinero porque el dinero que maneja el Gobierno es el de los ciudadanos.
El argumento que esgrimen desde el Gobierno es que si se conocieran los nombres de los beneficiados eso podría generar desconfianza en los mismos y al final el remedio sería peor que la enfermedad. A mí esto me parece que es tratarnos como si fuéramos todos menores de edad.
En democracia la transparencia es una regla que no se puede quebrar, y menos a la hora de disponer a conveniencia del dinero público. En otros países de nuestro entorno, amén de en Estados Unidos, el Estado ha salido al rescate de algunas entidades financieras y lo están haciendo con transparencia, informando a los ciudadanos, y eso no supone ningún quebranto para las entidades que reciben la ayuda ni para nadie. De manera que cuesta entender el porqué de tanto secretismo.
Por otra parte, resulta una buena noticia que al menos dos de los grandes bancos hayan anunciado que éste año lo cerrarán con buenos beneficios. Pero la cuestión es ¿por qué no quiere el Gobierno, en compañía del PP, decirnos a quién va a dar nuestro dinero? El Parlamento debe controlar el dinero público, así se dice en la Constitución, y por tanto también le corresponde fiscalizar a quién y cómo va destinado ese Fondo creado para ayudar a nuestro sistema financiero, y los ciudadanos tenemos derecho a saberlo en el mismo momento en que se presta esa ayuda, no meses más tarde como parece que se pretende hacer.
No tengo ni idea si el secretismo es una imposición de los bancos, en cualquier caso sea de quién sea la idea hay que decirle alto y claro que en democracia con el dinero público no puede haber secretos.