La ciudad se viste de luto al despedir a uno de sus artistas más emblemáticos y queridos. Joaquín Aguilera, cuyo legado artístico ha dejado una huella imborrable en nuestras calles, ha fallecido, dejando un profundo vacío en la comunidad cultural y en los corazones de quienes lo conocieron.
Aguilera, un talentoso escultor y pintor, es recordado por sus numerosas contribuciones al paisaje urbano. Entre sus obras más destacadas se encuentran el Monumento a la Peseta, una pieza que se ha convertido en un símbolo de identidad local, y la entrañable Escultura del Turista, que con su encanto cotidiano ha capturado la esencia de la ciudad. Su capacidad para conectar con el espíritu comunitario se refleja también en la emotiva escultura dedicada al Padre Manuel y en la obra en honor a los donantes, piezas que han resonado profundamente con los habitantes de la ciudad.
Además de su trabajo como escultor, Aguilera demostró su versatilidad artística como pintor. Su participación en la Ruta de Murales Artísticos embelleció la barriada Solís con su singular visión, y su obra dedicada a la Fundación Antonia Guerrero es testimonio de su compromiso con la cultura y la filantropía locales.
La muerte de Joaquín Aguilera marca el fin de una era para nuestra ciudad. Su arte, que ha sido una constante fuente de inspiración y orgullo, perdurará como un recordatorio de su inagotable creatividad y amor por su tierra. Sus familiares, amigos y todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y disfrutar de su obra, lamentan profundamente su partida.
La ciudad pierde a un gran artista, pero su legado vivirá en cada una de sus obras, que seguirán hablando de su talento y humanidad.
