Cabezos

Publicado: 14/05/2024
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Tener este privilegiado espacio conlleva ciertos gastos que se han ido aplazando a lo largo del tiempo. Conservar una estructura natural no es tarea fácil
Hace unos días pudimos observar el deslizamiento y desprendimiento de parte de una de las laderas bajas de uno de los cabezos de Huelva, perteneciente al Cabezo de San Pedro, que provocó cierta nube de polvo, vistiendo la zona de ese color característico de nuestra tierra. Particularmente, soy de aquellos que han defendido, defienden y defenderán los cabezos de Huelva como parte esencial de nuestro paisaje, siendo seña de identidad de esta ciudad. Yo no concibo una Huelva sin esa particularidad que la define, y que la gobierna desde las alturas, conformando un museo natural de un valor incalculable que lleva ‘media vida’ en proceso de remodelación.

La historia de Huelva se ha constituido en base y orden a estos cabezos, que el tiempo ha ido desgastando y los propios onubenses hemos ido ‘deshojando’, cayendo en protagonismo y perdiendo su valor social, cultural, estructural y natural, y que pocos onubenses, por suerte, se empeñan en mantener, defender y fomentar. Cierto es que algún lavado de cara se ha llevado a cabo, y empieza a tener cierta consideración en zonas muy concretas, pero aún no somos conscientes de esa importancia que tienen y el potencial de estas enormes ladera, que visten la ciudad.

Pero tener este privilegiado espacio conlleva ciertos gastos que se han ido aplazando a lo largo del tiempo. Conservar una estructura natural no es tarea fácil y requiere de un mantenimiento que siempre ha sido insuficiente. El descuido, la dejadez, la basura, el uso indebido, la maleza, incendios, etc., han sido los eternos problemas crónicos de estos monumentos naturales, que se han convertido en un inconveniente económico para una ciudad que siempre ha tendido a darle la espalda. Existen infinidad de propuestas con respecto a los cabezos, cientos de ideas que se vierten en las redes sociales, decenas de posibilidades que den vida y protección a las enormes laderas que perfilan esta ciudad, pero solo pensar en ello ya cuesta dinero, y aquellos que nos gobiernan acaban conquistados por el miedo y pocos muestran esa valentía para arriesgar. Los diferentes cabezos de Huelva necesitan una mayor estabilidad, requieren de un saneamiento generalizado, exigen un mayor control de su arboleda y, sobre todo, actividades sociales que muestren el valor en todo su contexto. Dar vida y protección a los cabezos debería ser una prioridad para esta ciudad y no me sirven ‘cuatro trapos’ de cuándo en cuándo. Decía un amigo mío: “Quien no cuida los cabezos, no quiere a Huelva”.

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