Hace unos días conocimos que uno de los condenados por el caso de La Manada había visto reducida su pena en un año, gracias a los beneficios de la ley del “Sí es Sí”, que tan hábilmente redactaron desde el ministerio de Igualdad y cuya titular, doña Irene Montero, defendió hasta la saciedad. Una vez entrada en vigor la dichosa ley, comenzamos a conocer los delincuentes que se fueron beneficiando de la misma, para desasosiego de las víctimas a las que, supuestamente, la ley les ampara.
Ese goteo informativo sobre los beneficiarios de la ley tiene sus altos y sus bajos informativos: en ocasiones nos facilitan los números y, hasta pasados varios días o semanas, no volvemos a saber nada más. Aunque algunas veces es mejor ni enterarse de este tipo de cosas.
Con todo ello en esta semana hemos conocido los datos facilitados por el Consejo General del Poder Judicial. Nos desvelan que en la Audiencia de Sevilla se han revisado 139 sentencias contra violadores o abusadores sexuales desde que en octubre del año pasado entró en vigor la “Ley Orgánica de garantía integral de la libertad sexual” (ese es su nombre correcto por si no lo sabían). 40 casos han encontrado beneficios penitenciarios en forma de reducción de condena. Más grave aún es que en seis de ellas, las excarcelaciones de los condenados han sido antes de lo previsto. Pueden ser algunas más, dado que no se han contabilizado las posibles reducciones y salidas de prisión que han podido acordar los juzgados de lo Penal en aquellas condenas de hasta cinco años de prisión, según ha aclarado el Consejo General del Poder Judicial.
La señora Montero y sus adláteres (o amigachas), léase principalmente la señora Belarra, repiten hasta la saciedad que la norma está bien redactada y es un problema de aplicación e interpretación por parte de los jueces y fiscales, a los que por cierto tildan de machistas. No se me ocurriría a mí hablar en esos términos de unos señores que, aparte de una licenciatura, han obtenido una plaza en la administración de justicia, donde no hay interinos a ese nivel, tras una muy difícil oposición… si mi currículo fuera el de alguna de estas dos señoras.Pero la ignorancia, ya se sabe, es muy atrevida, sobre todo en estas feministas de nuevo cuño que poco o nada han hecho por este país ni por las mujeres del mismo.
Lo peor de todo es aquellos que puedan caer en la reincidencia: beneficiarios de la ley del Sí es Sí a los que su paso por la cárcel no les ha servido como integración en la sociedad. Ya se ha dado un caso, precisamente muy cerca de nuestra ciudad el pasado mes de abril. Ante esto, sería de mi interés conocer la opinión de estas señoras, Montero y Belarra. Pero de un tiempo a esta parte es mejor no hablar de esto (ni de casi nada), no sea que se queden sin el sillón del que ahora disfrutan. Y sin el chalé de Galapagar.