El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha apuntado este domingo que "si hay que reformar" la Constitución, "hay que hacerlo por los procedimientos establecidos en la misma" y "respetando las líneas rojas: la unidad de España, la soberanía del pueblo español, las libertades y derechos, la igualdad de todos ante la ley y una democracia representativa".
Margallo se ha manifestado en estos términos tras un acto de izada de bandera organizado por la Diputación de Alicante en el Día de la Constitución, y al que sólo han asistido cargos del Partido Popular. Respecto a la ausencia de otros partidos, el ministro y cabeza de lista del PP al Congreso por la provincia, ha asegurado que le "habría gustado que estuviésemos todos juntos precisamente representando esa reconciliación nacional --que supuso la Carta Magna-- en torno a lo que nos es más sagrado, la bandera nacional".
Asimismo, respecto a una posible reforma de la Constitución, Margallo ha dicho: "no sé si en la próxima legislatura habrá que modificar o no la Constitución, sí sé que hay que hacerlo por los procedimientos establecidos en la misma Constitución, porque lo que caracteriza al estado de derecho es que a todos la ley obliga, del rey al ultimo español".
En este sentido, ha señalado que "tendríamos que hacerlo como lo hicimos en 1978, por un consenso amplísimo de todos los partidos, porque la Constitución --ha destacado-- no puede ser el triunfo de unos sobre otros o de otros sobre unos; es lo que consagra la norma fundamental a la que todos tenemos que ampararnos".
"Sobre todas las cosas lo que tenemos que tener presente es que por encima de cualquier interés personas, de clase o de partido, tiene que regir el interés general", ha manifestado el ministro durante el acto institucional.
Además, preguntado por los periodistas al finalizar el acto, ha insistido en que "la Constitución, si hay que reformarla, hay que reformarla cumpliendo una serie de requisitos", entre ellos, "que sea de acuerdo con procedimientos establecidos en la propia Constitución, que es lo que quiso hacer Ibarretxe --ex lehendakari del Gobierno Vasco-- y exactamente lo contrario de lo que ha hecho el presidente Artur Mas; que sea una reforma hecha por un consenso muy amplio, tan amplio como nos permitió la Constitución del 78".
"La historia constitucional española --ha explicado-- nos dice que las constituciones en las hay vencedores y vencidos no han durado porque no son asumidas por todo el pueblo español. En el 78 hicimos exactamente todo lo contrario, hubo una serie de cesiones entre todos los partidos y ha dado un magnifico resultado --ha destacado--: casi 40 años con una Constitución que nos ha permitido vivir en paz, en libertad, y reencontrarnos con Europa y con el mundo".
"NO SE PUEDE ABRIR UNA CAJA DE PANDORA"
En esta línea, Margallo ha incidido en que "ahora habría que hacer exactamente lo mismo" porque "no se puede abrir una caja de pandora sin que estemos de acuerdo todos los partidos sobre qué es exactamente lo que queremos reformar".
"El presidente y el gobierno insisten: procedimiento, consenso y oportunidad política; esas son las tres condiciones para reformar la Constitución. Desde luego respetando las líneas rojas: la unidad de España, la soberanía del pueblo español, las libertades y derechos, la igualdad de todos ante la ley y una democracia representativa", ha asegurado.
"ALGUNO DISCUTE LA IDEA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA"
Durante el acto de este domingo en Alicante, Margallo ha apuntado tuvo "la suerte" de ser diputado constituyente "y de aprobar una Constitución que reconoce que la soberanía pertenece a todo el pueblo español, no a una parte del pueblo español, y que dice en su artículo dos: la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible".
"Y en estos días en que algunos discuten la idea de la nación española, es bueno reconocer que somos la nación mas antigua de occidente", ha reivindicado el ministro, quien ha apuntado que "España nace a la historia como una unidad política en 1474, con la fusión de dos políticas exteriores, la de Castilla, que entonces miraba al centro de Europa y África, y la de Aragón, que miraba al mediterráneo".
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