El Rey ha pronunciado este miércoles sin dificultad su discurso ante el Cuerpo Diplomático, en la tradicional recepción que ofrece cada año en el Palacio Real a los embajadores acreditados en España. La expectación había crecido desde que, en su última alocución en público el pasado 6 de enero durante la celebración de la Pascua Militar, el Rey se trabase en varias ocasiones mientras leía.
La Casa del Rey atribuyó esas equivocaciones a una mala iluminación de la sala. Por eso, este miércoles habían cambiado la lámpara que ilumina el atril, subiéndola de altura y sustituyendo la bombilla por otra que da una luz menos brillante que produce menos reflejo en el papel, ha explicado un portavoz de Zarzuela.
El discurso estaba redactado con frases más cortas y menos subordinadas para favorecer su lectura por el Rey. El acto ha permitido ver al monarca caminando con una sola muleta y apoyándose en el brazo de un ayudante.
En su intervención, Don Juan Carlos ha dicho a los embajadores extranjeros que aunque en España aún subsisten problemas "muy graves, especialmente el paro, hay motivos para el optimismo".
Si en la cumbre del G-20 de 2012 en Los Cabos (México) "la pregunta era cuándo España iba a ser rescatada" en la de 2013 en San Petersburgo "la cuestión ha sido cuándo empezaría a crecer", ha subrayado.
A la mejoría de la economía española ha contribuido "de forma relevante el sector exterior", ha explicado el monarca. "Han aumentado nuestras exportaciones e inversiones fuera de España. A su vez, los capitales han regresado a nuestro país, comprando deuda pública y realizando inversiones directas que crean empleo".
En una intervención en la que el Rey suele fijar los retos de la política exterior española en el año que entra, Don Juan Carlos ha recordado a los embajadores que España aspira a entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2015-2016, por lo que les ha pedido que "den cuenta a sus Gobiernos del compromiso de España con las Naciones Unidas".
"Si tenemos el honor de ser elegidos, serviremos a la comunidad internacional con una voz independiente, promoviendo el diálogo y tendiendo puentes", se ha comprometido.
Don Juan Carlos también ha querido referirse a los desafíos que enfrenta la UE en la actualidad, y que pasan por afianzar una recuperación económica "aún débil". Para ello, "no debe encerrarse en sí misma", sino que debe "completar su red de acuerdos de asociación con otros países del mundo" y "culminar igualmente las negociaciones" de los Veintiocho con Mercosur y con EEUU para suscribir un Tratado de Comercio e Inversiones con EEUU, en el que España tiene especial interés, pues sería uno de los países más beneficiados.
El Rey ha incidido en la necesidad de que la UE "acelere" su proceso de integración porque "más Europa es la solución". Y esto pasa, ha señalado, por fortalecer la Unión Económica y Monetaria, "empezando por la unión bancaria"; aumentar la capacidad interna y externa de la Unión, y reforzar la legitimidad de sus instituciones.
En este sentido, ha animado a que haya una "amplia participación" en las próximas elecciones al Parlamento Europeo de mayo, ya que se elegirá entonces a la Eurocámara "con mayor poder en su historia".
Pero el Rey también aprovecha en esta intervención para hacer balance del año finalizado. En este sentido, ha manifestado su satisfacción porque durante 2013 nuevos países han abierto embajada en Madrid, como es el caso de Corea del Norte.
Y ha pasado revista a los principales conflictos que ocupan la agenda internacional. Se ha referido a la contribución española para estabilizar Mali, al proceso de paz palestino israelí, al acuerdo provisional de la comunidad internacional con Irán, que España espera que pronto sea "definitivo", y a la guerra en Siria, donde parecen abrirse "ventanas a la esperanza" con el acuerdo entre EEUU y Rusia para destruir las armas químicas y las conversaciones entre el régimen y la oposición.
No ha olvidado hacer mención a "tensiones nuevas" que han aparecido en los últimos meses en Ucrania, República Centroafricana, Sudán del Sur y Tailandia. Pero, a diferencia de lo que venía siendo ya una tradición en este discurso, no ha habido alusión alguna a los miembros de las Fuerzas Armadas que participan en misiones internacionales en el exterior.
En nombre del Cuerpo Diplomático, en su calidad de decano, el Nuncio del Vaticano en España, Renzo Frattini, ha mostrado su confianza en que los españoles sabrán "salir juntos" de esta crisis, y construir una vez más "juntos" su futuro al tiempo que ha subrayado que el "liderazgo y el buen hacer" de los Reyes resultan hoy "indispensables".
MENOS SALUDOS PARA MAYOR BREVEDAD
Como ya ocurrió en enero de 2013, cuando el Rey se recuperaba, como ahora, de una operación de cadera, la recepción ha sido más breve de lo habitual. Para evitar que el monarca pase mucho tiempo de pie la línea de saludos se ha reducido. Si antes iban desfilando ante los Reyes y los Príncipes todos y cada uno de los invitados a la recepción, ahora solo lo hacen una decena de autoridades con sus respectivos acompañantes.
En este caso, han estrechado la mano de los miembros de la Familia Real en el Salón de Teniers el Nuncio, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su esposa, Elvira Fernández; el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo; el jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, y los secretarios de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, y para la UE, Iñigo Méndez de Vigo.
También han formado parte de este reducido grupo el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha; el Alto Comisionado para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros; el jefe de Seguridad Nacional de Moncloa, Alfonso de Senillosa; el subsecretario del Ministerio de Exteriores, Rafael Mendívil, y el secretario general del Cervantes, Rafael Rodríguez Ponga.
Tras los discursos, la Familia Real ha ofrecido un vino español a los invitados, en el que ya no han podido estar presentes los representantes de los medios de comunicación.