El lehendakari ha hecho sus cálculos y puesto que, en cualquier caso, tiene que competir con los socialistas, ha optado por jugar con el calendario y convocar sus elecciones cuando éstos están más ocupados. Es una manera de romper la bipolarización, al menos a efectos mediáticos, que todos prevén se va a producir entre el mismo y Patxi López. Así, quien cobra protagonismo es Rodríguez Zapatero, que va a ser el que se va a haber obligado --al igual que Rajoy-- a andar todo el día entre A Coruña y Bilbao. En A Coruña, el adversario es el PP; en Bilbao, el PNV y “eso es un follón”, tal y como reconocen los propios socialistas.
En Génova, es decir, en el PP, aparentemente, se lo han tomado con calma. “Vamos a decir lo mismo en Galicia y en el País Vasco”. O sea que quieren ser alternativa y que su opción no pasa por pactar con nacionalistas, bien del BNG, bien del PNV. La diferencia con el PSOE está en que los socialistas han puesto tan altas sus expectativas que todo lo que no sea verlas satisfechas será un varapalo.
En cualquier caso, y en su pugna con el PSOE, las encuestas conocidas no han sido para el PP un buen regalo de Año Nuevo. Lo curioso es que muchos de los que, en teoría, deberían estar disgustados resulta que se están regodeando, en la medida que creen que las citadas encuestas les dan la razón en su argumento supremo: Rajoy no es líder. Y a por él que van. Y lo van a hacer sin piedad, tratando de desmovilizar a los eventuales votantes desde micrófonos, televisiones digitales y lo que tengan a mano. Con independencia de los juegos de Ibarretxe con el calendario, Rajoy se la juega en este primer semestre del 2009, porque no sólo tendrá que desafiar a las encuestas, sino superar la desconfianza que al parecer suscita en muchos de dentro y de fuera de su partido.
El calendario que se avecina es de una enorme intensidad política y de muchas incertidumbres económicas, de manera que este año recién estrenado promete muchas y jugosas crónicas.