Sin que nadie le pida explicaciones, el presidente del Gobierno hace balance de las detenciones de terroristas durante los dos últimos años. Rodríguez Zapatero habló ayer de 365 detenciones en dos años, aunque las cuentas son difíciles de entender, y afirmó que el esfuerzo del Gobierno debe ser considerado. Pero en su discurso no faltó una referencia al PP, que espera que no vuelva a la confrontación partidista con ETA. El presidente hizo ayer un fabuloso ejercicio dialéctico para provocar que la sociedad gire la mirada hacia la oposición y espere una respuesta acorde. “Quizá hay un momento en el que emerge nuevamente la tentación de hacer un debate partidista, espero que con este nuevo llamamiento que hago y con el dato que acabo de dar (...) sea suficiente como para que nos sintamos todos más fuertes, más convencidos de cual es el rumbo favorable de la lucha contra ETA”.
Y lo dijo sin complejos porque, a pesar de que siguen sin ilegalizarse los ayuntamientos de ANV y PCTV, se trata de distraer la atención de la crisis económica con las cuestiones que puedan atraer el debate. Y ETA siempre es recurrente. Sin embargo, a estas alturas, la pelea política por la crisis la tiene ganada por goleada el Gobierno. Estando España en cabeza de Europa en destrucción de empleo y líder de los 27 en porcentaje de parados, no tiene sentido que la oposición no encuentre un asiento privilegiado para destrozar políticamente al Gobierno. Hoy el presidente apenas ha desgastado su imagen, y no es gracias a la oposición precisamente. El PP se ha convertido en un partido negativo a base de recibir golpes del Gobierno. En plena crisis, el argumento de no apoyar al Gobierno tiene más credibilidad que la falta de decisión del presidente y sus ministros.
Los populares van a la deriva y la crispación, sea por ETA o ya incluso por la crisis, siempre beneficiará al PSOE. Así está sucediendo. En general los ciudadanos no están contentos con el Gobierno, pero lo prefieren a lo que están viendo como opción. España necesita una oposición más lista y preparada, que sepa desarmar al Gobierno para obligarle a trabajar mejor. Con Mariano Rajoy han perdido dos elecciones y, si no cambian pronto de líder, la tercera estará al caer.