Por tener hemos tenido dos debates de los cuatro candidatos a presidir este país a partir del próximo domingo. Dos debates dos, como diría el taurino. Y la verdad, a mí no se me quedan claras algunas posturas. La primera la mía. ¿a quién agraciar con la gracia de mi voto? ¿A quién entregar la confianza para los años (temo que difíciles de nuevo) que se vienen encima? ¿De quién me creo todo lo que ha dicho? ¿Cómo afectará -por favor, que sea positivamente- lo que el elegido nos ha metido con calzador las noches del lunes y el martes en la salita de nuestras casas? ¿Cómo volver a confiar en alguno de ellos?

Votar hay que votar. Aunque sea en blanco. Pero el derecho hay que ejercerlo y la obligación hay que cumplirla. Si nos quedamos tan a gusto en casa, nuestro voto se lo llevará alguno de ellos, en función del Sistema D'Hondt que rige los comicios en España. Por eso hay que ir a depositar la papeleta, insisto, aunque sea en blanco.

Sánchez ha estado defendiéndose como podía y no diciendo la verdad en las dos noches que se nos ha colado en casa. Hasta para los menos iniciados en esto de la política este descaro no ha pasado desapercibido. No me fío. Sé, al igual que usted, que va a pactar con quien sea con tal de no desalojar el Palacio de la Moncloa, llámense separatistas o batasunos. Y a estos últimos no los quiero ni en pintura.

Iglesias ha ido de bueno, de dialogante, de educado y correcto. Como un profesor no de universidad sino de escuela de primaria. Y promete asuntos que creo que no podría cumplir, llegado el caso de que ganara las elecciones. ¿Se va a enfrentar a la banca? Mire usted, no cuela. Por mucho que lo repita.

Rivera ha sido peleón… pero en el segundo debate se ha sobrepasado en sus argumentos. Tampoco es mucho de fiar por el pasado que le acompaña a su partido, en cuestión de pactos. Cierto es que es el único que está limpio del barro de la corrupción, pero tampoco me da las garantías precisas.

Casado pasó en el primer debate sin pena ni gloria. En el segundo estuvo algo mejor, pero preside un partido que está en franco declive y que puede cosechar una importante abstención de los suyos (en el mejor de los casos) que le va a hacer mucho daño, por no hablar de la fuga de votos. La sombra de Aznar planea muy cerca, algo que me da un poco de repelo.

¿Y del resto? Pues casi mejor que ni nombrarlos. ¿O usted cree que sí?

La suerte es que aún me quedan un par de días y algo más para pensarlo, aunque me de mucha pereza este tema. Como esté lloviendo mucho…